Insultar al prójimo va más allá de las peladeces que uno se puede gritar cuando no te dejan salir del metro; se trata de un sofisticado arte que requiere los más agudos procesos intelectuales para formular una ofensa fundamentada y que, a la vez, sea elegante y, principalmente, fomente una réplica igual de exquisita.
A lo largo de la historia, los más ínclitos personajes han formulado ofensas que, para la mente común, carecen de sentido insultante; sin embargo, al desentrañar el contexto del escarnio, podremos descubrir la deleitante naturaleza de algunas de las querellas más elegantes que ha habido entre los exponentes más populares del mundo intelectual, político y artístico.
Sin duda, mis queridos contemporáneos, este tipo de insultos están al nivel de alguien que antepone la razón a los instintos más básicos de la réplica directa, cruda, precipitada y vulgar.
Sin más prolegómeno, les presentamos los 19 insultos más elegantes de la historia moderna.
