Vivir solo es increíble. O sea, sí: dejar el lugar donde llegabas y había comida casera riquísima preparada, donde tu ropa siempre estaba limpiecita y no tenías que estar checando por qué la lavadora ya no sirve otra vez, tiene sus claras ventajas, pero honestamente nada se compara con la libertad que tienes una vez que estás en tu propio espacio, que haces lo que quieras a la hora que quieras; que invitas a tus amigos a echar el coto, a ver pelis o solo es el punto de reunión para hanguear.

A todos nos llega ese agridulce momento donde tenemos que decir adiós al nido, para solo regresar a agandallar comida de mamá… todos los días. Quienes ya viven solos, saben perfecto de lo que estamos hablando (y la neta, ¿a caso no valen la pena todos esos pequeños sacrificios de ser hijo de familia?), pero si andas en la cuerda floja, entre el ‘me lanzo o aún no’ te damos razones suficientes para dar el salto y darte cuenta que la adultez es un mito más, una leyenda que se pasa de generación en generación. Acá toda la movida que tienes que tomar en cuenta antes de irte a vivir solo:

1. ¿Solo o acompañado?

¿Eres ya un profesionista consolidado, bushón, pecho de plata, macho o hembra alfa, ganador? Entonces posiblemente este punto no te interese tanto, pero si estás armando tus pininos aún, probablemente necesites un roomie…o dos, o tres ¡o más! Vivir solo es caro y a muchos nos puede dar un poco de miedillo tener nuestra primer experiencia fuera de casa en solitario, así que piensa bien si tener un roomie es una buena opción. Seguro la primer persona que se te viene a la mente es tu mejor amigo(a) y ¡claaaaro! puede sonar muy atractivo, pero toma en cuenta que no es lo mismo que tu mamá les haga quesadillas mientras ven Game of Thrones, a la hora del sorteo para ver quién limpia el baño.

2. ¿Hay presupuesto? ¿no mucho? hmmm…

Citando al famoso poeta: el dinero es dinero. Sí, todos quisiéramos regresar a la época donde el trueque era la moneda de cambio, pero no: tu talento para hacer pulceritas bordadas con las iniciales de tu perro no podrán sustentar tu vivienda. Debes estar mentalizado a que, mes a mes, deberás disponer de una buena cantidad de dinero para invertirle a tu independencia. El tip que te podemos dar, si estás empezando, es que nunca te cases con la primer opción; hay joyitas buenas, bonitas y baratas no tan obscenas. Tómate el tiempo de buscar opciones y haz bien las cuentas para que no tengas que salirte a mitad de contrato con la cola entre las patas y tus maletas por delante, de regreso a casa de tus papás.

3. ¡Ahhhh, que los departamentos necesitan muebles!

Sí, ya sabemos: nunca te habías dado cuenta que las casas y los depas tienen muebles. Y te tenemos otra noticia: tampoco son muy baratos que digamos ¡Y mira! no estamos diciendo esto para desanimarte, porque acá va la buena: por primera vez en tu vida, vas a poder decidir cómo quieres que se vea tu propio espacio. Todos hemos fantaseado con cosas que nos gustaría tener y que no se pueden poner en casa, no necesitas comprar todo de jalón; ve poquito a poquito y este es el tip: no compres cosas pensando a corto plazo. Todas tus cosas (hasta el bote de basura) piénsalas como una inversión que tienes que cuidar y que te debe durar un buen tiempo.

4. Netflix funciona con luz

¿Sabías que el internet no funciona sin luz? Oh sí, agrega eso a la lista; también el agua, el mantenimiento y el gas. Cada contrato es distinto, pero tus necesidades van a ser variadas. A estos sí no les podrías decir ‘ahí voy viendo’; no joven, se la debemos. Estos servicios son los que te diferencian de los grupos vulnerables, aunque pues… posiblemente estés ya en la raya de serlo. Pos oye, la libertá cuesta.

5. Contempla que te gusta comer. Comer es padre

A estas alturas de la nota, ya suena a lujo. Y sí, lo es. Si no eres muy de la cocinada y se te quema el agua, te recomendamos que antes de salirte de casita, te acerques un poquito a tu mamá para preguntarle tips básicos de la cocina, aunque la neta aquí lo que aplica es ir cada que puedas a la casa grande, a la casa de los padres, para que regreses a tu depa con muchos botes de yoghurt y crema llenos de guisados.

6. La casa no se limpia sola

¿Cuánto apostamos a que acabas de leer esa frase con la voz de tu mamá? Bueno, pues si de algo vas a pedirle perdón a la primer visita que hagas de vuelta, es por no haber recogido y lavado tus trastes después de comer, por dejar tus calcetines regados por todos lados y por pasar a la casa con los zapatos sucios. Pero acá te dejamos el tip: la casa más limpia no es la que más se limpia, sino la que menos se ensucia.

7. ¿Y el ahorro, apá?

¡JA! Para entonces, esto ya es una broma. Y sí, al inicio la neta podrá parecer imposible, pero aunque sea un peso, es importante que te hagas al hábito de hacer ‘tu guardadito’. Ya sea que los ocupes para irte de viaje, a un concierto, o solo para un día no tan bueno, es fundamental que hagas el esfuerzo para que después no te cueste tanto trabajo. La buena es que no tienen que ser mil millones todos los días: podrías empezar a poner en un frasco los 50 centavos que no te dejan meter en la tarjeta del metro, y cuando te des cuenta ¡PUM! 12 pesotes tendrás ahorrada una lanita, aunque sea para las chelas.

Estas son solo algunas de las cosas que tienes que tener en mente para vivir solo, pero acá te van otras: ¡lo estás haciendo! te vales por ti mismo y te encanta; puedes comer y beber lo que quieras, y lo padre del asunto es que dada la opción, vas a comenzar a elegir cosas sanas, que no te irriten y que te hagan bien. Comenzarás a ser más consciente de tus gastos, de tus buenos y malos hábitos y te harás automáticamente más responsable. Tus amigos siempre van a querer ir a tu casa, y entonces a ellos les va a tener que tocar poner las cheves y las botanas. Automáticamente te volverás el ‘adulto’ del grupo, y eso no está nada mal; deja que crean que tienes tu vida bajo control (está chistoso). Pero sobre todo, vas a entrar a una etapa increíble de tu vida donde vas a conocerte mejor y a auto-descubrir cosas de ti que ni sabías que tenías ni podías hacer.

Vivir solo cuesta y cuesta bastantito, pero totalmente vale la pena. Si te dieron ganas pero de ganas no se puede pagar la renta, te recomendamos que bajes la App de BBVA Bancomer y le eches ojo a la ayudadita que ellos te pueden echar, obteniendo un préstamo desde tu celular. ¡Anímate! ¡Claro que puedes!

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