Hace un ratito, el Senado aprobó cambios a la Ley General de Salud y al Código Penal Federal para regular el uso de la marihuana (¡entonces sí se puede!) con fines medicinales, terapéuticos y de investigación (pero todavía no tanto).
¿Esto qué significa?
Básicamente, tres cosas distintas, pero que van de la mano:
1.- Se van a poder comercializar productos que contengan concentraciones de menos de 1% de THC (ingrediente activo de la mota) y que tengan amplios usos industriales, siempre y cuando la utilización de esos principios químicos activos de la marihuana estén bien dosificados y expedidos bajo el estricto control médico.
2.- La siembra, el cultivo o la cosecha de plantas de marihuana no será castigada, si estas actividades se llevan a cabo con fines médicos y científicos.
3.- Ahora la Secretaría de Salud va a poder diseñar y ejecutar políticas públicas que regulen el uso medicinal de los derivados farmacológicos de la cannabis, así como normar la investigación y producción nacional de los mismos.
Y a partir de ahora se podrán construir protocolos de investigación relacionados con la mota.
¿Qué no significa?
En suma, todo lo chido que uno se podría imaginar:
1.- Los cambios a la ley no consideran el uso de la marihuana en bruto, sino a los extractos químicos que se emplean en la producción de medicamentos (también usados para la investigación).
2.- No se modificó el límite de 5 a 28 gramos para la portación de marihuana para uso personal (pongan changuitos, esto se analizará después).
¿Ahora qué sigue?
El Senado ya aprobó los cambios en lo general y fue enviada a la Cámara de Diputados para ser discutida en Comisiones. Los cambios no pasan sin ningún tipo de crítica, los senadores Miguel Barbosa, Armando Ríos Piter y Mario Delgado criticaron que el dictamen fuera muy fresa y no abarcara el uso lúdico de la marihuana, así como el uso medicinal de la amapola.
Ni modo. A esperar, chavos.