Desde la música hasta la arquitectura, el arte en el 2014 dio bastante de sí para fortuna de todos nosotros. La escultura no se quedó atrás y ahora, a final del año, podemos hacer memoria y recordar 10 de los mejores trabajos que marcaron el año por su originalidad, estilo, relación con su ambiente y materiales usados.
Las calaveras en nácar de Gregory Halili
El artista Gregory Halili, que actualmente vive en Neva Jersey, esculpió a mano estas delicadas calaveras sobre conchas de madreperla inspirado en la vegetación y en la vida salvaje de las Filipinas, donde nació y se crió. Halili fusiona el mundo humano con el natural, así como el de la vida y la muerte en este hipnótico trabajo de arte.
Las esculturas de crayola de Herb Williams
El artista de Nashville, Tennesse, Herb Williams, se vale de nuestros recuerdos de la infancia para crear coloridos mundos con crayolas, aunque no como instrumento de dibujo, sino como material para hacer increíbles esculturas. Vibrante y poderosa, la obra de Williams lleva a otro nivel la idea de lo orgánico contra lo artificial. Todas sus esculturas están inspiradas en motivos de la naturaleza. El propio Williams ha expresado que su trabajo tiene una fuerte carga de nostalgia tanto por los tiempos remotos en que nos dejábamos llevar por la imaginación al dibujar como por la ausencia de la naturaleza. Imaginar el olor de la cera es esencial al admirarlo.
Juegos geométricos de vidrio y luz de Chris Wood
El artista de Cambridgeshire, Chris Wood, usa como material de su obra pequeños trozos de vidrio. La idea no es crear una forma con este material directamente, sino con la manera en la que descompone la luz. La obra de Wood interactúa con el ambiente en un nivel puramente geométrico y lumínico para regalarnos una de las propuesta más frescas, simples y elegantes del año.
Las dinámicas esculturas de acero de Robin Wight
El artista de residencia británica tuvo la idea de estas esculturas al examinar con atención una fotografía tomada durante una expedición. Desde entonces, ha realizado estas obras, extendiendo su trabajo hasta este año. Nunca antes el acero inoxidable tuvo tanto movimiento.
Cabezas gigantes de caballos de Andy Scott
The Kelpies es una instalación enorme que consiste en dos monumentales cabezas de caballo que parecen surgir de la tierra al pie de una carretera escocesa. El ambiente húmedo y frío llevó a Scott a recordar y materializar una leyenda local según la cual es espíritu del agua corriente suele aparecer en la forma de un caballo galopante.
Paisajes marinos de Ben Young
Young se crió en Nueva Zelanda. Es un excelente surfista y un artista autodidacta con un conocimiento tan delicado como salvaje y profundo del mar. Young usa finas capas de vidrio cortadas a mano con las que moldea el violento movimiento del mar y sus apacibles profundidades. Se trata de uno de los manejos más impresionantes de un material este año.
Océano Atlas de Jason deCaires Taylor
Si estás nadando en Nassua, Bahamas, es probable que te topes cara a cara con la escultura más grande que se haya construido para estar bajo el agua. La figura de cinco metros por cuatro fue diseñada por el escultor Jason deCaires Taylor y representa a una chica haciendo el papel de Atlas al cargar no el mundo, sino el cielo sobre sus hombros. Está construida con materiales sintéticos resistentes a la corrosión y está pensada para ser habitada por colares marinos en el futuro. Carga una bandera en la espalda que sirve para que los barcos no se acerquen a ella.
El gigante que brota, de Ervin Loránth Hervé
El artista hungariano creó esta perturbadora pieza llamada Feltépve (“El que surge”) que estuvo instalada en la plaza Széchenyi de Budapest durante el tiempo en que tuvo lugar la ferie de arte de octubre en la ciudad. Loránth Hervé afirmó que deseaba demostrar que las esculturas pueden formar parte del paisaje urbano acomodándose en él como un edifico más que también pusiera de manifiesto el sentir del hombre contemporáneo. En la pieza, el gigante que surge reclama su lugar en el mundo.
Vía: Mymodernet.com