Si alguna vez en la vida creíste que existía la información objetiva y veraz, tal vez debas pensarlo 2 veces, porque esto no es así nunca… en serio, nunca. Antes de encontrar algo así como información pura, sin tendencia alguna, los puercos volarán (otra vez).
La información se filtra cientos de veces antes de que podamos leerla (y con ello, reinterpretarla una vez más). Esto ocurre, desde que alguien escoge un hecho como noticioso y decide contarlo, hasta la selección de los detalles que se dicen y los que no y la manera en que se dicen. Todo el tiempo interpretamos los hechos del mundo y los traducimos en información.
El caso del MH17 del Malaysia Airlaines no fue la excepción (¡Tláloc sabe que no lo ha sido! es el caso del momento).
Los medios en Occidente
Los medios occidentales publican que tanto Rusia como los rebeldes pro rusos no están cooperando en las labores de investigación y rescate (insinuando que tienen una cierta responsabilidad que ocultar), además de que se han sacado notas sobre el robo de las pertenencias de las víctimas y el tratamiento que se le está dando a los cuerpos. Con todo esto, construyen un enemigo en específico que (al parecer) es sanguinario, inhumano, malvado y cobarde (sabemos que los occidentales son muy buenos creando este tipo de figuras, lo hacen todo el tiempo).
Todavía hubo una nota más cuya relevancia es casi nula, pero que, a la luz del tratamiento de la información y los estereotipos que han construido los medios occidentales, resultó explotable. Hablo del video del hombre musulmán que puso en instagram en árabe:¡Oh por Alá! #feelingnervous (que podría ser traducido también como ¡Oh My God! u ¡Oh por Dios!). Esta es una expresión que dice mucha gente al subir a un vuelo (sobre todo si ese vuelo es de Malaysia Airlines) pero como se trata de un musulmán en un avión…sí, la gente podía pensar que era un terrorista loco kamikaze. Era ¿importante?, ¿relevante? No lo creemos, más bien solo era capitalizable por los medios de información occidentales.
Los medios rusos también hacen su labor
Pero no solo los occidentales llevan agua a su molino cada vez que un hecho de esta naturaleza pasa. También lo hacen los otros medios. En este caso los rusos han hecho uso de todos las estratagemas posibles habidas y por haber. El más socorrido ha sido: las teorías de conspiración.
Mientras los occidentales intentan culpar de la tragedia a los rusos y rebeldes prorrusos (no pueden hacerlo abiertamente, no se tienen las investigaciones listas todavía), los rusos tratan de culpar a los ucranianos.
La primera teoría fue hecha por la periodista Yekaterina Andreyeva, quien, horas después de la tragedia, expuso que la trayectoria del avión era la misma que la del avión del presidente Putin y que el avión de Malasia tenía los mismos colores que la bandera rusa (que son rojo, blanco y azul… los colores de la mitad de las banderas del mundo).
El problema con las teorías de conspiración es que, hasta no tener una prueba, todo embona, por ejemplo, bien se le podría decir a la periodista que fueron los rusos los que derribaron el avión para decir que el ataque era dirigido hacia Putin y así justificar una política más agresiva en la cuestión ucraniana. Cuando se trata de conspirar todo es posible, siempre que suene razonable (pensándolo bien, ni eso).
La prensa escrita rusa también participó del debate. El periódico más leído en Rusia, el Komsomolskaya Pravda, dijo que según información de un supuesto controlador aéreo español radicado en Kiev, dos jets ucranianos obligaron al MH17 a salirse de su ruta y entrar en la zona donde fue derribado, pero la misma publicación tuvo que admitir posteriormente que la cuenta de Twitter del supuesto controlador español, de la cual sacaron la información, era falsa.
Como vemos, los medios rusos tratan de culpar a los ucranianos del incidente y se están viendo muy creativos a la hora de buscar la manera de conectarlos y, de paso, culpar a la prensa occidental de manipular la información.
Si en algo estamos de acuerdo es en que existe una guerra mediática entre Occidente y Rusia. Mientras medios como RT muestran el paso de Putin por América Latina como la manera en que nuestro continente saldrá del influjo estadounidense, otros medios no lo ven tan positivo y solamente no le hacen el suficiente ruido.
Lo chistoso es que la manipulación de la opinión pública ha logrado que muchas personas, o bien, odien a los rusos y defiendan a los estadounidenses como los líderes de la tierra justa, o bien, odien a los estadounidenses y defiendan a los rusos como el país que pondrá fin al dominio estadounidense. No obstante, si revisamos lo que pasó en Siria o en Ucrania, ni a Estados Unidos le importan los otros países, ni tampoco a Rusia: solamente intervienen en cuanto pueden hacerle daño a los intereses del otro o defender sus intereses (mientras los pueblos del mundo son masacrados).
La información acerca de Israel y Palestina es parecida: o defienden a uno satanizando al otro o defienden al otro y satanizan al primero, pero ¿no son el gobierno de Israel y Hamás igualmente detestables cada vez que realizan un ataque? Mientras ellos se pelean, el israelí y palestino sufren, y los demás pueblos somos bombardeados por los medios de comunicación de ambos lados.
Y todavía podemos hablar de daños secundarios, como la discriminación contra los estadounidenses, rusos, palestinos, israelíes, y hasta musulmanes y judíos. Los Estadounidenses se han encargado de criminalizar a los musulmanes como si los ciudadanos musulmanes de todo el mundo compartieran las terribles acciones de los grupos extremistas. De igual manera, hay gente que ataca a la identidad judía, como si pertenecer a este pueblo te hiciera sostener las acciones de primer ministro Netanyahu.
Parece que al final del día, lo que tenemos que hacer es ser críticos con el tipo de información que nos llega, ya que solo así podríamos sospechar sabemos a los intereses de quien estamos ayudando con nuestras opiniones y propaganda en redes sociales. Y no solo saber a quien ayudamos, sino a quién perjudicamos y discriminamos, puesto que las comunidades judías, musulmanas, estadounidenses o rusas de nuestro país, no tienen la culpa de lo que hagan los gobiernos de Rusia, Estados Unidos, las organizaciones, los rebeldes o los gobierno árabes o el propio gobierno de Israel.