Apenas 100 añitos, bastante bien vividos por lo que se ve.
Inicialmente, la hija de Doris Deaherdie le dio como regalo a su madre un vuelo en helicóptero, esto por llegar al centenario de vida; pero luego de dar una vuelta en la nave, la calenturienta anciana pidió al piloto que se quitara la ropa… obviamente se negó, pero la afligida hija no iba a dejar que su mamá se quedara con el antojo.
Así que para terminar como se debe el festejo por sus primeros 100 años en la Tierra, Doris fue llevada a un bar de Retford, Inglaterra y ahí le contrataron un bailarín de apenas un cuarto de la edad de su gozosa cliente.
Pues total… ese día no llevaba dentadura.