Aeromoto: Una innovadora biblioteca en la Colonia Juárez

El libro es su materia.

Esta semana quiero recomendar Aeromoto. Es un pequeño espacio lleno de libros en la Colonia Juárez de la Ciudad de México. Se trata de un proyecto creado por cuatro personas con muchas ganas de compartir sus bibliotecas personales, ahora abiertas al público en Venecia #23.

Puesto que esta es una idea que puede replicarse y para apoyar a la autogestión respecto a la promoción de la relación entre las personas y los libros, visitamos Aeromoto para platicar con uno de sus fundadores, Mauricio Marcín, director del Museo Experimental El Eco:

“Es una idea viejita. Maru y yo platicábamos mucho sobre hacer una biblioteca con nuestros propios libros. Incluso pensamos en abrir nuestra casa en ciertos horarios para que quien hiciera cita pudiera leer, o en un híbrido entre una biblioteca móvil y los parabuses. Este es el resultado de un deseo de convertir libros que son propiedad privada en propiedad pública. Se nos antojaba tener una biblioteca en la que las personas tuviesen contacto con los libros y también pasaran el tiempo, un sitio donde hacer talleres y encuentros, algunos relacionados con las artes visuales, otros con literatura y otros, por ejemplo, para niños.

Todo orbita sobre una pregunta: qué son las publicaciones en una era electrónica. No es una postura. No tenemos nada contra el Internet, desde luego, pero sí nos gusta pensar qué es lo impreso, cuáles son sus posibilidades, qué dinámicas sociales provocan estos objetos y llevarlo a la práctica. Nos gusta conocer a quienes hacen ediciones diferentes, autogestivas. Escuchamos al usuario, de pronto nos piden libros de danza o de un artista específico. Finalmente, somos parte de un momento, no creo que nosotros duremos décadas, respondemos a un momento y tal vez en muchos años seremos más bien un archivo curatorial.”

Muchos escritores y artistas, museos y fundaciones, han hecho donaciones que ahora forman parte del acervo de Aeromoto. Es una biblioteca, que a diferencia de las tradicionales, hay una curaduría:

“Esta es una forma de preguntarle a la sociedad si quiere una biblioteca, con un tipo distinto de libros o si no le interesa, de preguntarnos qué es una biblioteca, un lugar para leer en silencio o para convivir. Me gustaría pensar en un futuro en donde se valoraran este tipo de espacios corpóreos, no perder los objetos, y en que muchas personas pueden hacer sus propias versiones de Aeromoto.”