Por eso, nada más seguro que una salsita molcajeteada…
Luego de notar que el contenido de unos tambos procedentes de Guayaquil, Ecuador, tenía una densidad algo extraña, elementos de la Secretaría de Marina y del Servicio de Administración Tributaria (SAT), procedieron a hacer las pruebas de rigor:
Detectando que lo que estaba dentro de los bidones de plástico era nada menos que litros y litros de salsa, los especialistas mandaron a traer unas ordenes de tripa, suadero y unas de machitos… entonces, una vez paladeada y degustada con las respectivas cebollitas de cambray, fue que se detectó que la mezcla de chiles, además de poco picante, daba positivo para cocaína.
Bueno, en realidad las pruebas hechas por los marinos fueron más científicas, ¿pero a poco no se les antojaron unos de perro? En fin, el caso es que la droga decomisada provenía del mencionado país sudamericano y tenía como destino final el bello puerto de Mazatlán, Sinaloa… nada discreto el cargamento: ahí nomás 13 toneladas de salsa picante repartida en 217 tambos transportados a bordo de un buque.
“Como resultado de la revisión se descubrieron densidades atípicas dentro de los recipientes, por lo que elementos de ambas instituciones abrieron los tambos y sometieron las sustancias a las pruebas de campo necesarias, mismas que dieron positivo a cocaína”.
Por lo voluminoso del cargamento, la Semar calificó a este decomiso como “un duro golpe (a los taqueros) al tráfico de sustancias ilegales”. Aunque apenas se ha dado a conocer, el hallazgo fue realizado desde el pasado 7 de julio “gracias al trabajo conjunto del SAT y de personal de la Armada de México a través de información de Inteligencia Naval”.
Como ocurre en estos casos, lo asegurado quedó a disposición de las autoridades para realzar las investigaciones correspondientes.
*Vía Proceso, Reforma / Fotos: Semar