Quizá en tu vida diaria usas algún transporte público, metro, metrobús, camión, microbús, etc. Probablemente suelas encontrarte a veces a las mismas personas… o animales.
Sí, animales.
Así pasa en una parada de tranvía en Róterdam, donde desde hace de 10 años es común que los pasajeros se encuentren con Ake, un peculiar gato blanco con negro que se ha ganado el corazón de los habitantes de esta ciudad, a quienes les hace pasar un tiempo agradable mientras esperan al tranvía.
¿Qué es lo que tiene a esa estación, que hace que este gato permanezca ahí la mayor parte del día, desde hace tanto tiempo?
Sólo él lo sabe. La mayoría de las veces simplemente está ahí, como esperando algo. Otras veces suele subirse al tranvía como si fuera un pasajero más, aunque claro, siempre regresa a la misma parada.
Contrario a lo que podría pensarse, Ake no es un gato callejero, sino que tiene su hogar con una familia que lo aprecia, cuida de él, y que aceptan su rara manía de ir diaria y religiosamente hasta la misma parada de tranvía. Cuando Ake se cansa, regresa a su casa. De hecho, cuando no lo encuentran en casa siempre saben dónde lo pueden encontrar.
Por supuesto, toda la fama que su gato ha adquirido no sólo en Holanda, sino en todo el mundo, los tiene sorprendidos. Hasta ha salido en televisión:
Cuando está en la parada (sin albur), los pasajeros suelen saludar a Ake con familiaridad. Incluso tiene sus fans, quienes lo conocen como TramCat y se toman fotos con él, para compartirlas en las redes sociales, donde este felino tiene su propio perfil en Facebook.
Es precisamente en Facebook donde los dueños de Ake le piden a la gente que dejen de alimentarlo, pues en estos momentos su mascota se encuentra sometida a una dieta especial.
Un detalle curioso, es Ake tiene su propio lugar en la parada, en un banco que dice: Sitio reservado para un gato blanco y negro.
Hace poco, el conductor del tranvía habló en una entrevista sobre Ake:
“He pasado por delante de esta parada durante 10 años y ha estado sentado allí todos los días. Ahora el gato tiene su propio asiento y la gente le da de comer. A veces el gato se une a nosotros y sube al tranvía durante un rato. Para asegurarnos de que no se pierda, mis colegas lo ponen en un tranvía de vuelta. Todo el mundo sabe dónde tiene que estar el gato. En realidad sube al tranvía, como si fuera un ser humano real“.
¡Ya soy fan!
Y sí, nos acordamos de esto…
