Ya parece disco rayado. Y, por lo mismo, ya a nadie sorprende. Prácticamente todos los días salen en prensa nacional noticias que hacen referencia a la deuda pública del país, tanto a nivel estatal como a nivel federal. Por ejemplo, Miguel Ángel Yunes, gobernador de Veracruz, ha tenido que contraer deudas para pagar las deudas que Duarte dejó. Y están batallando para sacar la lana, incluso, de la nómina del estado.
La exorbitante deuda pública que los gobernadores han dejado en estados como Veracruz, Chihuahua, Nuevo León y Quintana Roo ha dejado en crisis algunas de las haciendas estatales, además de crear un compromiso financiero tanto para ciudadanos, como para generaciones futuras. Incluso así, el tema se ha minimizado por creer que no afecta el equilibrio macroeconómico del país, afirmó el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) en su reporte “Deuda Estatal, un problema público nacional“.
“La problemática de la deuda estatal”, se lee también en el reporte del CEEY, “no sólo está lejos de resolverse, sino que esconde muchos problemas de legitimidad, opacidad, corrupción y, quizás, de financiamiento ilegal de campañas electorales. Se trata de un problema nacional”.
Ahora bien, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), de la Secretaría de Hacienda, el instrumento de medición más amplio de deuda pública en México, registró un nuevo máximo histórico de 9 billones 383.7 mil millones de pesos.
¿Y qué es el SHRFSP?
Incluye todos los compromisos del gobierno federal, más el costo de los rescates bancarios y carreteros, así como las reformas al régimen de pensiones del ISSSTE, Pemex y la CFE. Y en él se refleja la proporción de la deuda pública de nuestro país con respecto al producto interno bruto (PIB).
¿Y de cuánto fue el ranazo?
En noviembre de este año alcanzó una proporción del 48.9 por ciento del PIB del país y, se espera que al terminar 2016, dicha proporción llegue al 50.5 por ciento del PIB.
El déficit público acumulado entre enero y noviembre de 2016 se ubicó en 278.8 mil millones de pesos. Suena brutal, pero si lo comparamos con el mismo periodo de 2015, resulta menor en 237.0 mil millones de pesos.
La deuda pública (estatal y federal) es un problemón nacional al que valdría la pena, de veras, empezar a echarle un ojo.