La Academia Sueca le concedió el Premio Nobel de Literatura por su obra completa a la escritora canadiense Alice Munro.
Esta escritora de 82 años nació en Wingham, provincia de Ontario, y es considerada como “la maestra del relato contemporáneo”; de acuerdo a la Academia Sueca, es reconocida por su “armonioso estilo de relatar, que se caracteriza por su claridad y realismo psicológico”.
Comenzó a escribir historias durante su adolescencia. “Dance of the Happy Shades”, su primera colección de relatos, fue publicada en 1968, cuando incluso ya se había hecho acreedora al premio literario más prestigioso de Canadá, el Governor General’s Award (que por cierto, volvería a ganar en 1971).
Es reconocida por sus historias breves y a lo largo de los últimos años ha publicado varias colecciones. Sus obras suelen estar ubicadas en ciudades pequeñas, donde la lucha por obtener mejores condiciones de vida suelen provocar conflictos morales. Los personajes femeninos son de una especial complejidad en su literatura, sobre todo en lo que se refiere al paso de una joven a ser mujer. La exploración tan incisiva de los sentimientos y la psique de esos personajes femeninos, ha llevado a muchos a decir que Munro se dedica a crear ficción realista, sin embargo, el término sigue siendo discutido.
Se menciona que esta canadiense pertenece a la generación que escribe Southern Ontario Gothic, un subgénero de la novela gótica pero situada en el sur de Canadá principalmente. A esta generación también pertenecen escritores como Margaret Atwood, Robertson Davies, Jane Urquhart, Marian Engel, James Reaney y Barbara Gowdy.
Igual que los escritores del género gótico al sur de Estados Unidos como William Faulkner, Flannery O’Connor o Eudora Welty, la generación de Munro se dedicó a retratar la realidad social que, o bien azotaba, o bien le daba identidad, a las poblaciones del sur, por ello, los principales temas son la segregación, la violencia psicológica, la religión y el abandono de las buenas costumbres, siempre con un oscuro matiz que retrata a una sociedad complejísima.
Como dato vacilador, Alice Munro olvidó que hoy sería la premiación del Nobel y dijo haberse quedado dormida y perdido la transmisión.
Seguramente en unos meses su obre será reeditada en español, por lo que habrá que leerla, al fin y al cabo esto es lo bueno del Nobel Literario, el acercarnos a escritores de los que conocíamos muy poco.