El día de hoy, el Senado de Estados Unidos dio a conocer un esperado informe en el que se revelan los abusos que agentes de la CIA cometieron durante años al aplicar sus duros programas de interrogatorios a diversos prisioneros. Según el informe, la CIA ha engañado a la Casa Blanca y al Congreso al informarle en el pasado sobre los métodos usados para obtener información. 

La Comisión de Inteligencia del senado afirmó en su reporte que estos métodos son resultado de un programa desarrollado por dos agencias contratistas tras los atentados del 9/11 en 2001. El programa, sistemáticamente violatorio de los derechos humanos, no fue efectivo y jamás logró aportar información relevante para desactivar un solo complot.

Este programa en particular fue puesto en marcha en 2002 y culminó, según el informe, en 2006. A él fueron sometidos miembros de Al Qaeda y de otras organizaciones que fueron cautivos en centros secretos de detención en Afganistán, Polonia, Rumania y Tailandia.

“Este documento examina la detención secreta de la CIA fuera del país de al menos 119 individuos y el uso de técnicas de interrogatorios coercitivas, en algunos casos practicándose la tortura” dijo Dianne Feinstein, jefa de la comisión.

El reporte no es reconocido por la CIA. Sus titulares aseguran que la puesta en práctica del programa sí dio frutos valiosos. Los republicanos, que representan la derecha del país, tampoco reconocen los resultados del informe, elaborado tras una investigación de cinco años emprendida por una comisión de mayoría demócrata.

En el reporte se especifican algunos ejemplos de los abusos cometidos por la CIA durante los interrogatorios. Entre ellos se cuenta la muerte por hipotermia de un hombre desnudado y encadenado en una prisión secreta en 2002. A algunos prisioneros se les negó el sueño por más de 180 horas y a muchos más se les suministró hidratación y alimentación “por vía rectal” sin que ninguna investigación sustentara este método.

También informa sobre las contradicciones en las que los agentes caían al ser cuestionados sobre los hechos, al intentar dar versiones diferentes de lo sucedido. Los agentes hablaban de complots terroristas frustrados de los que no se tiene ninguna clase de registro.

El relator especial de la ONU, Ben Emmerson, urgió a que los responsables de la aplicación del programa de interrogatorio fueran procesados a la brevedad.

“Bajo el derecho internacional, Estados Unidos está legalmente obligado a llevar a los responsables ante la justicia […] El fiscal general tiene un deber leal de presentar cargos criminales contra los responsables”, dijo.

El informe reporta la existencia de al menos una prisión secreta de la CIA conocida como “el calabozo” en la que los presos eran mantenidos bajo una oscuridad total encadenados en celdas aisladas y hostigados con música a todo volumen y ruidos estruendosos con una cubeta para hacer sus necesidades.

Obama opinó que el informe confirmaría la hipótesis de que los métodos que le valieron desprestigio internacional a Estados Unidos no sirvieron de nada.

Por su lado, John Brennan, director de la CIA, afirmó que el programa “tenía defectos y que se cometieron errores”, aunque no podía despreciarse de todo pues las tácticas también “generaron avances en el entendimiento estratégico y táctico del enemigo de maneras que siguen ayudando en los esfuerzos contraterroristas en la actualidad”.

Pese a la resistencia republicana, Barack Obama ha expresado su apoyo para difundir el documento públicamente, de suerte que “la gente del mundo y en el país entienda exactamente de qué se trata”.

@plumasatomicas

Vía: La Jornada

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