Dicen que cuando asesinas a otra persona algo se rompe en tu interior y nada en tu vida vuelve a ser igual. Ahora imaginemos lo que sucede con alguien que mata a más de 200 personas. Alguien con ese nivel de sangre fría puede ser calificado como una máquina de guerra sin alma, o bien, ser considerado un héroe.
Chris Kyle pasó a la historia por ser el francotirador más letal en la historia de las fuerzas armadas estadounidenses, pues durante los diez años que perteneció a los Marines mató a unos 255 insurgentes iraquíes, aunque de manera oficial, el Pentágono solamente le acreditó 160 muertes (para contabilizar cada una se requiere al menos un testigo de lo ocurrido). Esta impresionante cifra le valió a Kyle volverse una leyenda en la historia militar de aquel país.
Durante sus misiones en Irak, Kyle realizó disparos exitosos a distancias de hasta 2,100 metros. Tan mortífero era que incluso los iraquíes le pusieron precio a su cabeza: US$ 180.000. Como era de esperarse, mientras para unos era el peor de los enemigos, en el otro frente este Marine era toda una figura, un auténtico héroe de película pero de la vida real.
¿Qué pensaba el propio Kyle de todo esto? Varias veces defendió su trabajo, afirmando que con cada baja de los insurgentes de Irak salvaba vidas estadounidenses. Este modo de pensar y sus experiencias en la guerra quedaron plasmados en American Sniper, un libro autobiográfico escrito por el propio Kyle y que fue tomada como base para una película con el mismo título, bajo la dirección de Clint Eastwood.
¿Cómo retratar a un personaje con tantos claroscuros en el cine? Si bien es cierto que para muchos estadounidenses la figura de Chris Kyle es mítica, para otros no deja de ser un asesino. Ese fue el reto al llevar esta historia a la pantalla grande, y el resultado es una película bélica muy gringa, sí, pero que también retrata el conflicto psicológico que trae consigo el estar en el frente de guerra y cargar con tantas muertes a cuestas.
Al inicio de American Sniper, vemos a Kyle (Bradley Cooper) como un vaquero texano que desde pequeño fue educado para cuidar a los más débiles y que llevaba una vida hasta cierto punto apacible, hasta que siente el llamado por defender a su país y se enrola en las filas de los Marines donde comienza a destacar por su habilidad como francotirador. Al mismo tiempo en el que Kyle comienza a entrenarse y ocurre el atentado en contra de las Torres Gemelas del 2001, somos testigos de la naciente historia de amor entre el protagonista y Taya (Sienna Miller), una chica a la que conoce en un bar y con la que termina casándose.
Cuando Estados Unidos envía a sus tropas a Irak, Kyle forma parte de una de estas misiones y al poco tiempo se convierte en una pieza esencial en las operaciones militares. Con una precisión milimétrica este francotirador abate a los miembros del frente enemigo y sabotea sus planes, con lo que logra el reconocimiento de sus compañeros pero también lo hace ganar muchos enemigos.
Aunque al principio cada muerte provocada por sus disparos parecen no afectar a Kyle, con cada viaje a Irak y sus retornos a Estados Unidos, podemos ver cómo su relación con el entorno de desmorona. Kyle se vuelve más callado y nervioso, comienza a tener problemas con su esposa y de forma inconsciente añora estar en el campo de batalla. Además, se obsesiona con acabar con un habilidoso francotirador rival y la muerte de varios de sus compañeros durante los combates cada vez lo afecta más.
¿Una vez que alguien se transforma en una maquina para matar enemigos, hay forma de volver atrás?
Como ocurre en toda guerra también hay víctimas colaterales, y en esta película además de la población iraquí también está Taya, quien ha distancia sufre con las ausencias de su esposo y no comprende su obsesión por regresar una y otra vez a retar a la muerte y abandonar la vida feliz y perfecta que tiene en Estados Unidos.
Técnicamente la película está brillantemente filmada por Clint Eastwood, quien supo darle a las escenas de los combates un toque de realismo y dramatismo que varias veces tensa al espectador. Por ello, aunque la película nunca se vuelve tediosa a pesar de durar más de dos horas, si puede resultar impactante para quién no está acostumbrado a este tipo de cine.
Eso sí, hay un pequeño detalle vacilador, que es el uso de un bebé de plástico en una de las escenas. Según dijo uno de los productores, dicho error se debió a que el bebé que sería usado para esa toma tenía fiebre y no fue llevado al set. Como no tenían otro para sustituirlo usaron un muñeco, y bueno, la verdad sí se ve medio chafón:
Mención aparte merece la actuación de Cooper, quién tuvo que subir varios kilos y someterse a un entrenamiento especial para dominar los movimientos de un miembro de los SEAL. Si bien no creemos que esta actuación le valga un Oscar, si marca un precedente más de los alcances actorales que su trabajo puede alcanzar.
No vamos a negarlo, American Sniper está cargada de un nacionalismo gringo que a ratos puede chocar al espectador. Esto puede verse como un defecto o bien, como un elemento que enriquece la película y nos ayuda a profundizar más en la forma de pensar de Kyle. Esa es justamente la mayor crítica que ha recibido esta cinta: El ensalzar a un soldado que asesinó a dos centenares de personas de forma ventajosa. Otro punto que ha resultado incómodo o polémico es el retrato un tanto parco y unidimesional que se hace de la sociedad iraquí.
Al final, American Sniper nos ofrece la perspectiva de un talentoso francotirador cuya vida va perdiendo brío a causa de la guerra, y sus posteriores intentos por volver a ser el mismo de antes.
Dicen que cuando asesinas a otra persona nada en tu vida vuelve a ser igual. La vida de Chris Kyle parece confirmarlo.
American Sniper está nominada a los Premios Oscar en 6 categorías, incluido Mejor Película y Mejor Actor (Bradley Cooper).
Para leer más sobre Chris Kyle da clic aquí (ojo, si no estás muy informado sobre la historia de este francotirador, leer esta nota puede ser un spoiler).