Suiza dio un gran salto hacia la igualdad, la inclusión y los derechos de la comunidad LGBTI. Como resultado de una encuesta pública los ciudadanos han aceptado el refrendo a la ampliación del artículo 261 bis, del Código Penal, para que la homofobia sea tipificada como un delito, al mismo tiempo que cualquier discriminación basada en la orientación sexual, será sancionada hasta con tres años de prisión y severas multas, misma pena con la que se castiga el racismo en dicho país.
De esta manera, quedará estrictamente prohibido hacer actos o declaraciones públicas que atenten contra la dignidad de una persona o algún colectivo en relación con su orientación sexual, lo mismo va para las publicaciones en redes sociales o cualquier medio de comunicación. Asimismo, se castigará a todo aquel que se oponga a prestar un servicio o la entrada a alguna persona debido a su preferencia sexual.
A pesar de que el refrendo significa un gran avance hacia la equidad, mayor libertad de expresión para la comunidad gay y respeto entre seres humanos, la iniciativa aún tiene algunas omisiones que la hacen parecer un tanto contradictoria. Por ejemplo, protege a las personas de discriminación en público, no obstante, los radicales pueden seguir pronunciándose y vejar a la comunidad gay en privado.
Cabe señalar que esta medida se instauró aun bajo la presión de los opositores. Como bien sabemos, Suiza es casi sinónimo de democracia y aunque el Parlamento ha tratado de aprobar esta enmienda desde el 2018, un gran sector de la población conservadora, tristemente se niega a evolucionar, lo que también nos habla del nivel de homofobia e incitación al odio que se cometen en el país.
Afortunadamente el 63.3% de la población suiza votó a favor de refrendar las reformas, el doble de lo que se necesitaba para aprobarla. Sin embargo, de acuerdo con el New York Times, el 20.5% restante dio una rotunda negativa. Aun así, el Gobierno y Parlamento suizo, decidieron definir el artículo que lucha contra la homofobia y el racismo, recalcando la discriminación y homofobia “basada en la homosexualidad, heterosexualidad o bisexualidad de una persona o un grupo de personas”.
Con estas medidas, Suiza se coloca a la altura de Francia, Dinamarca, Austria y Países Bajos, enalteciendo la dignidad humana. Pero sin duda, aún nos falta camino por recorrer. Después de esta batalla ganada, algunos activistas impulsarán las reformas para el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo, ya que hasta la fecha solo permite que las parejas homosexuales entren en “asociaciones registradas”.