Cada vez un poquito más cerca de la Ciudad de México, ayer en la carreta México-Toluca (más específicamente, por los rumbos de La Marquesa) se encontraron los cuerpos de cuatro personas… todas con el tiro de gracia.
Pero bueno, para que la ejecución sea olvidada más rápido (y hasta “justificada”), la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) se echó una investigación profunda y, así, de forma exprés informó que las víctimas no eran tan víctimas que digamos… es decir, resultaron ser asaltantes que, minutos previos a su muerte, habían despojado de sus pertenencias a los pasajeros de un autobús.
¿Cómo le hicieron para llegar a tal hipótesis?
Toda la deducción comenzó con el hallazgo de uno de los boletos de viaje con los que uno de los difuntos abordó la unidad. En tal papelito, se establecía que habían abordado un autobús que salió de San Mateo Atenco con destino a la Ciudad de México, por ahí de las 5:23 de la mañana.
“Una vez identificada la unidad de pasajeros fue posible localizar a testigos, quienes rindieron su declaración ante el Agente del Ministerio Público de la PGJEM. Estos testimonios son coincidentes en señalar que posterior a la salida del autobús de San Mateo Atenco, cuatro sujetos lo abordaron a la altura de San Pedro Tultepec, y minutos después amenazaron a los pasajeros con un arma de fuego, para despojarlos de sus pertenencias”.
Sin embargo, los ahora occisos no imaginaron que a bordo del vehículo de pasajeros se hallarían con un vengador de la justicia tipo Mario Almada que, al ver que sus compañeros de viaje estaban siendo agandallados por los asaltantes, se puso de pie y comenzó a disparar con tal rapidez y precisión que pudo él solito acabar con los cuatro asaltantes sin ningún problema.
Una vez fulminados los delincuentes, el autobús siguió su camino. Más adelante, los cuerpos fueron abandonados y, como gran final, el justiciero anónimo descendió de la unidad… y se perdió en el horizonte. Nadie, absolutamente nadie supo para donde jaló.
Las víctimas, una de ellas una mujer, tenían entre 20 y 40 años. Al momento de ser hallados, sus cuerpos se encontraban boca abajo con marcas de disparos de realizados con una pistola calibre .9 mm. Hasta el momento se desconoce la identidad de los ejecutados.