¿Ojos que no ven, corazón que no siente?, seguramente el gobierno filipino se acordó de esa frase y en lugar de resolver el nivel de pobreza, estúpidamente decidió taparla.
Literalmente.
En la ciudad de Manila habitan cerca de 12 millones de pobres en zonas marginales, y precisamente en una muy cerca del aeropuerto durante los días en que tuvo lugar una conferencia internacional con gente muy importante del Banco Asiático de Desarrollo, la única opción que el gobierno pensó para “salir del paso” y que se viera “arregladito” fue instalar unas mantas en los muros que colindan con la pobreza.
Estas son las lastimosas imágenes.
Ante la actuación del gobierno, Renato Reyes, secretario general del grupo de izquierda Bayan, muy atinadamente apuntó,
El gobierno debe enfrentar la realidad. Si no es así, ¿cómo van a resolver el problema?
Mientras tanto, nosotros nos quedamos con esa idea, pues es primordial darnos cuenta de la realidad, no negarla, para poder mejorar el futuro. Para eso se necesitan gobernadores con coraje y valor y personas que los apoyen.