Con seguridad ya habrás notado que el país no tiene el crecimiento económico que debería. Basta asomarte a tu bolsillo y compararlo con las cuentas de impuestos y con los precios del mercado para notarlo. Sin embargo, ¿cuáles son, con puntualidad, las cosas que se están haciendo mal en el país?, ¿qué tan mal están nuestros números comparados con las metas a las que deberíamos aspirar?

Los chicos de México ¿cómo vamos?, una organización conformada por expertos en economía y política pública que desde hace tiempo se ha dedicado a poner en claro los problemas que afectan las finanzas del país y a establecer metas para alcanzarlas, usa una herramienta para ilustrar claramente nuestras fortalezas y debilidades: el semáforo económico.

Quizá has notado que, sobre dinero y estancamiento, el gobierno federal prefiere no decir demasiado. Las famosas reformas estructurales aún no rinden frutos positivos para tu cartera, pero sí que hacen sentir las nuevas cargas fiscales. México debería tener un crecimiento de entre el 6 y el 7% del Producto Interno Bruto para poder salir del estancamiento económico en el que se encuentra. El problema es que las fuentes de empleo no crecen como debería. Sin empleo no hay crecimiento. Si los grandes empresarios están haciendo inversiones en nuestro país, éstas no se están viendo reflejadas en un derrame económico benéfico para todos… ¿dónde se estará quedando ese dinero?

En efecto, la inversión privada, que debería estar en al rededor del 24% del PIB, se encontró, durante el primer trimestre de este año, en el 19.7%. La creación de empleos, que debería superar los 100 mil trabajos nuevos mensuales, sólo llega a los 37 mil 457. Por otro lado, el control de la delincuencia deja mucho qué desear. Por poner un ejemplo: el robo de autos debió reducirse a 85 por cada 100 mil habitantes. En su lugar, en México se roban al menos 137 vehículos por cada 100 mil personas.

La reforma financiera tenía como objetivo fomentar el crédito, estrategia que sólo tendría sentido bajo el entendido de que el crecimiento económico permitiera a los ciudadanos pagar sus deudas bancarias de manera mucho más sencilla. Por el contrario, en un escenario de estancamiento, aunque la ley se ha vuelto más flexible, las tasas de interés siguen siendo más altas que las expectativas de pago. Los bancos no se animan a prestar demasiado porque saben que las personas no podrán pagar grandes sumas y, por otro lado, los ciudadanos no confiamos mucho en el sistema de préstamo bancario. Así, pese a que los créditos otorgados por diversas instituciones deberían sumar el equivalente al 100% del PIB o más, apenas alcanzan el 43.8%.

Otras formas de fomentar el crecimiento, como el aumentos al salario mínimo, se han visto frenadas por grandes empresas que no están dispuestas a pagar mejor. Con todo, sería posible que el Estado presionara en ese sentido a un límite suficiente como para no impedir el crecimiento de la industria y dando a más la oportunidad de adquirir los bienes producidos. Para este momento, el gobierno mexicano debió reducir la cantidad de personas que no pueden comprar la canasta básica a menos de la mitad, es decir, al 27.4% de la población total. Sin embargo, el día hoy el 53% de los mexicanos no pueden comprar los productos más elementales.

En México el crecimiento económico sigue siendo una promesa. Las reformas estructurales dejan abiertas puertas riesgosas por las que la corrupción no dudará en pasar. Se trata de una apuesta sin seguros.

A continuación te dejamos la tabla creada por México ¿cómo vamos? con la que se ilustra el estancamiento económico del país.

semáforo económico

@plumasatomicas

Vía: mexicocomovamos.mx

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