El empresario de derecha, el ahora ex presidente Sebastián Piñera, ha entregado el mando de Chile a Michelle Bachelet, repitiendo una escena que se vivió hace años, pero de manera distinta, pues Piñera era el que estaba recibiendo el puesto de manos de Bachelet. Ahora que gobierno cambió ¿qué significará este giro político para Chile?

Michelle Bachelet será presidente de Chile por lo siguientes 4 años, lo logró prometiendo liderar profundas reformas educativas, económicas y políticas.

La mujer de 62 años tomó posesión del cargo en una ceremonia en la que estuvieron presentes numerosos mandatarios de América Latina.

Por un lado estuvieron las potencias de izquierda de la región: la brasileña Dilma Rousseff, la argentina Cristina Fernández de Kirchner, el uruguayo José Mujica y el ecuatoriano Rafael Correa, por el otro lado estaban las naciones neoliberales latinoamericanas entre los que destacan el peruano Ollanta Humala, el colombiano Juan Manuel Santos y el mexicano Enrique Peña Nieto.

Además estuvo Joe Biden (vicepresidente estadounidense) y el príncipe español Felipe de Borbón.

La derecha además será minoría en ambas cámaras del Congreso. Esto hace que la izquierda tenga una amplia ventaja a la hora de aprobar la legislación necesaria para gobernar a la nación sudamericana.

Pero esto es un cambio importante, pues mientras las protestas estudiantiles en Chile fueron intensas durante el gobierno de Piñera, el presidente logró acuerdos con un nuevo e importante bloque comercial en la región: La Alianza del Pacífico. Dicha Alianza está constituida por Perú, Colombia, Chile y México y representa el contrapeso en la región a el otro gran grupo económico, la ya consolidada Mercosur, en la cual están los países de izquierda de la región: Paraguay, Uruguay, Argentina, Venezuela y el líder de la región, Brasil (además de que están Bolivia y Ecuador en proceso de incorporación).

En fin, Bachelet tendrá que sopesar cual será su estrategia política, una sería tener una política exterior neutral, ser la amiga de todos y retomar las relaciones que descuidó el millonario Sebastián Piñera. Mientras que su política interior podría ir en el tema de la educación en Chile (principal queja de varios sectores de la sociedad chilena).

Por lo pronto, su primer actividad como presidente será acoger la cumbre de Unasur en Santiago (capital chilena) este miércoles para analizar la crisis de Venezuela.

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Política Interna

Chile ahorita está en una tensión inaudita, y es que la nueva presidente tiene muchos retos que resolver si quiere seguir siendo del agrado de la ciudadanía, la cual espera resultados de manera pronta. Además, según el País, Piñera dejó creciendo al país a un ritmo del 5.5 % (¿ustedes recuerdan cuando México crecía a este ritmo?¿hace cuánto?¿no se acuerdan? Nosotros tampoco). Eso sí, Chile es uno de los países más desiguales del continente y es un problema que no pudo resolver Piñera y que será tarea de Bachelet para lo cual ya ha propuesto cincuenta medidas urgentes para los próximos tres meses.

Primeros pasos en falso

Apenas una de las mujeres que había escogido para su administración tuvo que retirarse y es que Claudia Peirano (la que sería subsecretaria de Educación) fue atacada por el movimiento estudiantil, el cual arguyó que esa mujer estaba en contra de la educación universal y gratuita (en Chile no es así, si se quiere estudiar hay que pagar) y ser dueña de una consultora que asesora colegios privados. El problema es que una de las promesas de Bachelet es que la cuestión de la educación en Chile cambiaría (la ciudadanía no soporta las condiciones en las que está ahora) y tener a una mujer que está en contra de un cambio y se aprovecha de las condiciones actuales no fue una jugada inteligente.

De la misma manera su viceministro de Agricultura tuvo que renunciar pues estuvo implicado en un delito económico, y el subsecretario de Bienes Nacionales tuvo que dimitir por ser multado por «ofensa al pudor» pues tocó el glúteo de una mujer en el metro.

Pero bueno, esa gente ya no está en su administración y Bachelet podrá escoger a la gente adecuada para convertir a su nación en el baluarte de la justicia social, eso es lo que los chilenos esperan. No sólo en la cuestión de educación, además Chile tiene muchas deudas sociales, entre ellas la descriminalización del aborto y la aprobación de las uniones entre homosexuales (como ya se ha aprobado por otros países sudamericanos como Argentina y Uruguay). En fin, muchas tareas por hacer, una sociedad impaciente y una política exterior de un corte muy distinto al que ella pertenece. Estos son sólo algunos retos que la mujer debe enfrentar.

***Vía EL País

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