El día de ayer, 21 de julio, los parisinos despertaron con una escena muy particular: una ballena muerta de 20 metros de longitud apareció en un muelle del río Sena, a pocos metros de la catedral de Notre Dame, con el objetivo de que tomemos conciencia de nuestros actos y cómo afectan al resto del planeta. Esta instalación hiperrealista fue realizada por el colectivo artístico y ecologista de Bélgica, Captain Boomer. Es una réplica artística de un cetáceo que pesa más de 30 toneladas y está inspirada en un macho de alrededor de 20 años de edad. 

“Nuestro objetivo es jugar con las fronteras entre la ficción y la realidad, intrigar a la gente, extrañarles, platicar. Es una manera artística de sensibilizar sobre el medio ambiente”, explicó el fundador del colectivo que creó la pieza, Bart Van Peel, a la prensa. El artista aclaró que eligieron París para exhibir la pieza por su simbología; por estar en el corazón de Europa y por estar muy implicada en la cultura, así como en cuestiones ambientales y ecológicas.

“Estas esculturas hiperrealistas son como una inmensa metáfora del disfuncionamiento de nuestro sistema ecológico. La gente siente que su liga con la naturaleza está perturbada”, consideró Van Peel. Además de la obra en sí, durante su estancia en París, se realiza una intervención científica en el cetáceo: autopsia, muestreo, análisis y disección son llevados a cabo a detalle. También se muestran a la audiencia parásitos, dientes, muestras de piel y espermaceti (aceite de ballena).

La ballena ya ha sido instalada en otras ciudades europeas –Londres, Valencia, Amberes y Duisburgo, por mencionar algunas–  y continuará su viaje mañana, 23 de julio, cuando será trasladada a otra ciudad… A dónde y cuándo, no se sabe. 

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