Tras varios días de protestas en Estados Unidos, en el que manifestantes exigen el cese de la brutalidad policiaca que en últimas fechas se ha hecho evidente y ha salido libre de algún castigo, la policía de Berkeley, California, arremetió contra cientos de personas que presuntamente saquearon comercios y cometieron actos vandálicos. Los enfrentamientos fueron registrados durante las noches del sábado y el domingo.
Según primeros reportes, el saldo de la confrontación fue de tres policías heridos, así como seis personas arrestadas.
Sin embargo, lejos de qué fue lo que provocó el actuar policíaco, se destaca la brutalidad con la que las llamadas fuerzas del orden reprimieron a los manifestantes: al estilo Puebla, los agentes dispararon balas de goma y utilizaron gases y bengalas para intentar dispersar a la multitud.
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— OccupyMemphis (@OccupyMemphis) diciembre 7, 2014
La marcha pacífica se salió de control alrededor de las 6 de la tarde, cuando manifestantes se enfrentaron a policías. Los disturbios fueron aprovechados para saquear comercios, según reportes locales.
La protesta se dio en contra de los actos policíacos en los que han muerto civiles desarmados: “Tenemos que cambiar el modelo de actuación policiaca”, comentó Cornell William Brooks, presidente de la Asociación Nacional para el Desarrollo de las Personas de Raza Negra, durante su aparición en CBS.
En las manifestaciones estadounidenses se ha hecho presente la petición de justicia para Ayotzinapa, lo que habla de una causa común: exigir el fin de los abusos de autoridad.
Lo ocurrido en Berkeley se suma a varias jornadas de protestas –la mayoría pacíficas- que han ocurrido en Estados Unidos tras la muerte de jóvenes a manos de policías: Akai Gurley el 20 de noviembre; Eric Garner en julio y Michael Brown, a quien un policía la disparó en Ferguson, Misuri, en agosto pasado.
El hecho de que las víctimas sean afroamericanas pone en debate el racismo con el que actúan los agentes estadounidenses.
Al respecto, el presidente Barack Obama admitió que el racismo tiene raíces profundas en la historia y sociedad de los Estados Unidos, pero consideró que se han hecho avances para su erradicación
Por otra parte, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, señaló ayer que la distancia entre la población y la policía es un “problema fundamental” para Estados Unidos que hay que resolver.
