A unas cuantas semanas de iniciar los Juegos Olímpicos de Rio 2016, la cosa no se ve muy bien que digamos.
“Bienvenidos al infierno: Policías y bomberos no son pagados. Quien venga a Rio no está seguro”, es la muy calurosa recepción que uniformados dan a turistas y cualquier persona que llegue al aeropuerto internacional António Carlos Jobim, de Rio de Janeiro.
Los agentes, que además el lunes realizaron un paro de ocho horas y una protesta en la sede de su corporación, intentan evidenciar la precariedad de las condiciones en las que tienen que chambear, debido -principalmente- a los recortes presupuestales que ha ejecutado el actual gobierno.
“Bem vindo ao inferno, ninguém está seguro”, dizem aos visitantes policiais e bombeiros que protestam no Galeão. pic.twitter.com/3HQIscmyKd
— flaviofachel (@flaviofachel) 27 de junio de 2016
Según los manifestantes, los recortes que se han implementado los afectan en elementos básicos para su desempeño, como lo son la limpieza y el combustible de unidades, así como a la atención que se da a los detenidos, esto en el caso de la policía.
En una carta abierta al público, la policía explica que su protesta es motivada por sus precarias condiciones de trabajo, señalando la falta de agua en sus instalaciones, así como de papel, impresoras y limpieza… además, quizás más importante, denunciando que su “sistema de inteligencia y el banco de datos están seriamente amenazados”.
Por su parte, la jefatura de la Policía Civil afirmó que la movilización de los agentes es justa, en razón “de las dificultades enfrentadas por esos importantes operadores de la seguridad pública”.
Al parecer, las cuestiones de seguridad no son las únicas que deben preocupar a los visitantes de Rio, otro mensaje colocado en las afueras del aeropuerto anuncia: “Bienvenidos. No tenemos hospitales”.
Escreveram perto do aeroporto Tom Jobim pic.twitter.com/nJc5tg3JOl
— #QueroLulaPreso (@NinaLCastro) 29 de junio de 2016
A poco más de un mes de iniciarse los Juegos Olímpicos (que se celebraran del 5 al 21 de agosto), el gobernador interino de Rio de Janeiro, Francisco Dornelles, advirtió que “si algunas medidas no son tomadas, (el evento) puede ser un enorme fracaso”.