Sabemos que quedó atrás aquella época en la que, con una moneda de 10 pesos, podías comprarte unas papas y un chesco, pero la inflación reciente nos acompaña con otro trago amargo que nos hace extrañar más la juventud. En el mundo de la botana se ha presentado un fenómeno interesante: desde hace algún tiempo cada bolsa contiene, aproximadamente, 5 papitas menos. 

Y no crean que es una estimación matemática o financiera, literal fue una explicación reciente de las principales compañías productoras en el mundo.

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Según las empresas, esto les permite mantener sus precios y bajar sus costos. “La inflación nos golpea a todos, entonces quitamos un poco de cada bolsa para poder entregarles el mismo precio y que disfruten de sus papas”, le explicaba a la revista Quartz, una representante de Frito-Lay, en Estados Unidos.

La versión oficial es que cada bolsa contiene 14 gramos menos para combatir la inflación. Los precios se mantienen estables, no se nota en los empaques y las bolsas están prácticamente idénticas. Sin embargo, en una botana de tamaño normal —no en los chicharrones gigantes que te llenan todo el buche— equivale a 5 papitas menos.

Junto a esa aclaración, la revista Quartz descubrió que las papitas no eran el único producto que estaba siendo impactado por este fenómeno. Al menos en Estados Unidos. 

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¿Un ejemplo? Encontraron que los rollos de papel de baño traían 18 cuadritos menos, que la pasta de dientes traía 8 gramos menos —lo equivalente a perder dos lavadas— o una caja de cereal podría contener hasta 28 piezas menos de las que traía antes. 

Conozcan a la ‘Shrinkflation’

Resulta que este fenómeno de las papitas y otros productos tiene un nombre.

Se le conoce como Shrinkflation, una unión de las palabras “shrink” (reducción) e “inflación” (inflación). En español le dicen Reduflación pero si lo dices en voz alta suena bastante ridículo. Entonces, nos quedaremos con el término en inglés.

A grandes rasgos, es una técnica que busca aprovechar la naturaleza que tenemos los clientes para ser súper sensibles a los cambios en el precio. Al mismo tiempo que no notamos fácilmente o ignoramos los cambios en los empaques. También, se beneficia de que nos hacemos patos en el gramaje de los productos que compramos.

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La organización consumerworld.org mencionaba que, en tiempos de inflación tremenda —como los que vivimos ahorita en todo el mundo— a las compañías solo les quedan tres opciones: o suben el precio, o hacen una receta con ingredientes más baratos, o hacen empaques más chicos.

Así es como algunos empaques en la época de inflación que estamos presenciando se pueden ir haciendo más delgados, más pequeños o simplemente diferentes.

*Con información de Quartz, Food & Wine y NPR

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Soy Max Carranza y me he pasado la vida rodeado de memes, cultura digital y bastantes horas frente a las pantallas. En el camino me encontré la pasión por abordar los temas sociales más urgentes e intentar...

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