El 9/11 no sólo es un día doblemente doloroso, también representa un excelente pretexto para pensar en torno al conspiracionismo, ese maldito bicho que hace decir tonterías tanto a sus partidarios como a sus adversarios. Aquí te dejamos una breve guía para que no termines siendo tú el más idiota de los dos.

La reunión se va poniendo buena y el ambiente para las pláticas verdaderamente importantes (la inmortalidad de Don Francisco, el programa “No sabía que estaba embarazada”) está servido. Saltas de grupo en grupo y de todos te llevas un nuevo trozo de importante sabiduría hasta que te topas con ese loco que está afirmando que el ataque del 9/11 se debió a una conspiración que Bush, Madonna y todos los seres malignos de mundo perpetraron para invadir Afganistán e Irak y todo eso. Y como tú eres un necio sin remedio, te quedas a discutir el punto en lugar de ir a bailar cumbia. ¿Te suena? A nosotros también nos ha pasado. Por eso acá te dejamos nuestros cinco consejos para discutir con un conspiracionista y no morir (o matarlo) en el intento:

1. Lo que está diciendo NO es falso. Simplemente no puede serlo. Sabemos que esto suena justamente contrario al sentido común pero así es (a demás, sabemos que no tienes sentido común porque estás discutiendo con ese tipo). Lo que está diciendo no es falso por una sencilla razón: toda verdad tiene criterios de verificación. Si alguien te dice que hay un payaso asesino detrás de la puerta de tu baño, por mucho que te de un miedo paralizante, puedes ir y abrir. Si te mata lo ves, entonces es verdad, si no, es falso. Puede parecer que las teorías conspiracionistas son lo más falso del mundo después de la sexualidad de Lyn May, pero la verdad es que tienen un ingrediente secreto: la premisa “eso quieren que creas”, “nunca dejarán que lo veas” y todas las que puedan traducirse a “nada me puede refutar”. Ejemplo:

Conspiracionista: Güeeeey, está clarísimo, los iluminati son los que provocan tsunamis para causar inestabilidad económica en Haití y así.

Tú: ¬¬ Eso es una idiotez, a demás, todo mundo sabe que los tsunamis son producidos por movimientos de placas tectónicas.

Conspiracionista: Dude, eso es lo que quieren que creas: ELLOS son los que ponen las placas tectónicas ahí para que todo eso pase.

Tú: Voy al baño a suicidarme, ahorita vengo.

Su idea está blindada y pierdes el tiempo queriendo refutarla. Es necesariamente verdadera. Si ya te convenciste de esto, entonces te tenemos buenas noticias: las ideas que son necesariamente verdaderas no son ideas porque no dicen nada. En otras palabras: para que algo sea informativamente verdadero TIENE que poder ser falso.  Ellos carecen de criterio de verdad y tú tienes una chica sexy que conquistar. ¡Adelante, tigre!

2. Tú tampoco tienes ni idea. Ok, digamos que la cosa se ha ido demasiado lejos y ahora están dando cada quien sus argumentos a favor y en contra. Si ya pasó esto, detente, reflexiona sobre tus palabras y date cuenta de que tú tampoco sabes nada sobre la policía china del futuro que lava cerebros. Ya sabemos que lo que él dice es una tontería, pero tú tampoco sabes nada sobre el tema, por la sencilla razón de que NO puedes saber nada sobre el tema. Y lo que es más importante: si quitas la premisa “soy irrefutable” de todo lo que él está diciendo, es posible (aunque sumamente improbable) que de hecho todo lo que está afirmando sea el caso. Ejemplo sacado directamente de 1941:

Ciudadano alemán 1: Güey, los nazis están matando judíos y nos lo están ocultando todo. Te juro que los ponen en trenes y los llevan a quemar a lugares remotos y nosotros no podemos saberlo.

Ciudadano alemán 2: Eso es una estupidez, ¿sabes cuántos trenes, dinero y soldados se necesitarían para eso? A demás, nadie puede estar tan loco.

Ciudadano alemán 1: Pues a mí me lo dijo un amigo nazi.

Esto nos deja una valiosa lección: Hitler sí estaba así de loco y tú no deberías discutir las situaciones hipotéticas de los conspiracionistas, sino la forma de su argumento. Lo que nos lleva al siguiente punto:

3. Sus ideas no son ilógicas, su argumento sí. No existen las ideas ilógicas. Lógico quiere decir lógicamente posible y lógicamente posible quiere decir posible en al menos un contexto con sentido. Si alguien te dice que hay marcianos trisexuales en la luna que están embarazando niñas, la idea no es ilógica porque te lo puedes imaginar. Un error muy común es decir de una idea perfectamente posible, pero estúpidamente improbable, que es ilógica o irracional. Sólo recuerda que la canción “el pollito Pío” existe y evita la tentación de decirle ilógicas a las situaciones imaginables. El problema de decir que algo es ilógico cuando no lo es consiste en que el insufrible oponente se concentrará en hacerte concebirlo y la conversación tratará ahora sobre la poca imaginación que tienes y no sobre lo necio que es él. Ejemplo:

Conspiracionista: Güey, en Chumequistán hacen que los niños se coman sus propios cerebros y nos lo ocultan todo.

Tú: ¡Dios, eso es de lo más ilógico! Nadie se puede comer su propio cerebro porque necesitas el cerebro para comer, todo mundo sabe eso.

Conspiracionista: Ja-ja-ja (risa pedantita) Alguien aquí no vio Hannibal.

Tú: ¡No, alguien aquí se comió tu maldito cerebro! [Error, perdiste los estribos y de hecho, sí te puedes comer tu propio cerebro]

4. Deja la Navaja de Ockham en paz. Seguramente has escuchado hablar de esta famosa divisa (o navaja) de Ockham (Occam) (como sea). No es más que una frase rimbombante dicha por un filósofo medieval que en su versión más común reza “No se debe postular la pluralidad sin necesidad.” Sin embargo, en algún punto de la historia a alguien se le ocurrió traducirla como “entre dos explicaciones, la más simple tiende a ser la verdadera.” La verdad es que el famoso principio es una cuestión lógica y no habla acerca de la realidad; y sobre todo, no tiene nada que ver con la verdad. Es cierto que si tuviéramos que apostar, lo haríamos siempre por explicaciones simples, pero también está muy claro que estás discutiendo con alguien cuya idea de simplicidad es radicalmente diferente de la tuya. Y sobre todo, lo que él dice podría ser verdad. El siguiente ejemplo es una paráfrasis de una conversación entre el filósofo inglés Bertrand Russell y una viejita (jaja, qué chidas son las viejitas):

Russell: […] y básicamente así es como la tierra gira en torno a sol, el sol en torno al centro de la galaxia, etc.

Viejita: Lo que usted ha dicho es una mierda. El mundo es en realidad un plato plano sobre el lomo de una tortuga gigante.

Russell: (con sonrisita inglesa confiada) ¿y sobre qué está la tortuga?

Viejita: Usted es muy inteligente, jovencito, muy inteligente, ¡pero hay infinitas tortugas, una sobre otra!

Sabemos que lo que dice la viejita es una chochez, pero lo sabemos por ciencia y no por lógica. Ciertamente la viejita postulaba infinitas tortugas (lo que nos es precisamente una respuesta simple), pero, ¡por Dios!, Russell estaba diciendo que hay una cantidad infinita de cosas gigantes y redondas que flotan (¡sí, flotan!) girando armoniosamente en torno a una cosa invisible y sumamente poderosa… la viejita al menos explica cómo se sostienen las tortugas. Lo importante de esto es que uno no debe discutir ni con viejitas ni con ingleses, y menos pensar que la idea de simpleza es simple.

5. No te dejes seducir. Los conspiracionistas son conspiracionistas por dos motivos:  no saben pensar y  son muy emotivos. Lo primero está mal, lo segundo no. Después de todo, es importante alimentar nuestras preocupaciones con nuestras emociones. Ellas, antes que la lógica, son la principal brújula de lo que pensamos y hacemos (en suma, todos somos bien cursis). Los conspiracionistas, sin embargo, piensan que decir estupideces muy macabras son una forma racional de aterrizar su sentimiento macabros sobre el mundo. No caigas en la trampa de creer algo sólo porque sientes algo más.

Así que ya sabes: Los conspiracionistas no dicen cosas falsas; tú tampoco tienes idea sobre aliens violadores; no hay ideas ilóigicas sino formas ilógicas de hilar las ideas; la idea de simpleza no es simple, y no debes convertir tus sanos sentimientos en argumentos idiotas. Pero sobre todo, ya no discutas con esa gente y haz algo útil con tu vida…

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Fundé Sopitas como hobby y terminó siendo el trabajo de mis sueños. Emprendedor, amante de la música, los deportes, la comida y tecnología. También comparto rolas, noticias y chisma en programas...

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