Por la madrugada un movimiento telúrico de magnitud 5.7 en la escala Richter cimbró a la ciudad de México. Al pasar de las horas, ya en la tarde, el cielo se ensombreció de tal manera que parecía que ocurriría una hecatombe. Las nubes negras ocultaron el sol y descargaron toda su furia en forma de agua contra los habitantes de la urbe de asfalto. Este fue el escenario en el que se desarrolló una nueva edición del CHAS Metal Attack en el norte del DF

Originalmente planeado para el mes de febrero, dicha fecha fue trasladada para mayo al igual que el recinto que la albergaría. La Arena López Mateos, la legendaria e iniciática Catedral Del Metal en México inicialmente había sido elegida para llevar a cabo el show, pero poco después se decidió que sería el Snake Bar (o Center, no sabemos cual sea la actual denominación) donde finalmente sonarían los riffs metaleros.

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Abriendo las hostilidades a partir de las 4 de la tarde, habría un desfile de talento nacional por parte de bandas como Disangelium, banda formada en 2008 por ex integrantes de Archetype, a los cuales se ha unido su ex compañera Isabel (a quien también vimos brutalizar las voces en Introtyl). Ragnell hizo lo suyo, una banda de Toluca ya curtida en estos menesteres de ser teloneros pues han compartido entarimados ahí nada más con Mayhem, Watain, Absu y Malevolent Creation entre otros. Tenderizer también fueron de los encargados de seguir amenizando con sus riffs la tarde húmeda. Una brutal andanada de Death Metal de buena manufactura, además con impecable disco bajo el brazo, Deserve the Throne (grabado en Oz Recording). Light of Dark se hicieron presentes haciendo gala de experiencia y brutales riffs, es una banda que data desde 1998 y que ha emprendido con éxito giras por Europa, llevando seis producciones en su curriculum y en las postrimerías de irse a conquistar el mercado japonés.

La asistencia era nutrida, aunque no abarrotaba el lugar, lo cual permitía moverse con mediana comodidad, a pesar de los estorbosos bunkers que fungían como barra de cervezas (en las cuales se tardaban horas en darte una cerveza, si es que todavía había).

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La parte de grupos extranjeros comenzaba con los Impaled devastando al personal con buenas dosis de Death Grindgore. Estos norteamericanos ya habían estado en la edición del festival cuatro años atrás, por lo que no le eran ajenos a los asistentes. Por momentos la banda hacia patente la gran influencia que Carcass tiene sobre ellos. El guitarrista Jason Kocol, no podía agitar su mata pues las gafas hipsters de pasta que portaba amenazaban con caer, pero aportaba contundentes riffs junto a Sean McGrath fundador de la banda. El bajista Ross Sewage no perdía oportunidad jugar con los títulos de sus canciones, como cuando dijo “conforme nos hacemos viejos y débiles nos convertimos en todo lo que se pudre” y se arrancan con “All That Rots”. Incluso en algún momento el ambiente se puso tenso, cuando comenzó a insultar a la gente (en broma) diciendo “ustedes cabrones, son unos mugrosos y huelen muy mal, deberían irse a su casa, después de ver a Carcass y tomar un baño, sí un baño de sangre helada” anunciando “Bloodbath”. El grupo tuvo buena respuesta del público que los vitoreaba a cada tema.

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Muchos ya aguardaban impacientes a los brasileños Krisiun. El vocalista Alex Camargo sale al escenario saludando “Hola hermanos mexicanos”. Los brasileños son acogidos muy calurosamente por el público nacional, muchos saltan de emoción y otros agitan furiosamente sus largas matas. La segunda rola es un ataque brutal. El guitarrista Moyses Kolesne profiere riffs descomunales a diestra y siniestra por medio de su guitarra Dean modelo Dimebag. Apenas tres integrantes hacen ruido como una estampida de 40 mil rinocerontes. El ataque es feroz. El baterista Max Kolesne no para un sólo momento de dar golpes precisos y veloces. Incluso tiene un momento estelar para hacer un solo. Juntos son una máquina demoledora que arrasa con todo a su paso. Entre su set, que quizás fue tan brutal que en algún punto el publico se quedó que es pasmado, llegó a sonar un brutal cover a “Black Metal” de Venom (aunque algunos esperábamos que sonara “No Class” de Motörhead).

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Después de una larga espera, se hizo el intento por sonar la intro “1985” pero falló el lanzamiento. En pantalla se veía una proyección de los arreglos correspondientes ya hora sí iniciaba la entrada triunfal de Carcass al escenario entre nubes de humo artificial. Ben Ash es el primero en salir y saludar a la gente, en la batería Daniel Wilding, ambos músicos de reciente ingreso a las filas de esta leyenda metalera británica. Desde luego se escuchó una gran ovación cuando apareció Bill Steer, enfundado en pantalones acampanados de mezclilla. El trío atacaba ya con los primeros acordes de “Buried Dreams”, tras lo cual se sumó Jeff Walker empuñando su bajo y lanzando los primeros gritos del momento estelar de la noche. Se ligan inmediatamente a “Incarnate Solvent Abuse”. Walker es una fiera salvaje, como un puma encerrado largo tiempo, quiere destrozarnos a todos. “¡Hola cabrones!” se le escucha saludar. Rápidamente atacan con algo de su más reciente álbum “A Congealed Clot of Blood”, un tema pesado que ya deja escuchar los primeros juegos de guitarras entre Steer y Ash, quien además agita furiosamente la mata.ç

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Llega una pausa y Walker dice “no hablo mucho español, voy a hablar en inglés pero seguramente los subtítulos aparecerán debajo” bromea, y prosigue “ha sido un día muy difícil para nosotros, pero venimos a dar lo mejor de nosotros para ustedes”, así que prosiguen con más material de Heartwork, “Carnal Forge”, composición conjunta con Michael Amott a quien nadie parece extrañar ahora mismo. Este Carcass suena poderoso, mucho más que nunca. Ash también hace tremendos solos, demostrando que también tiene armas con que llenar esos zapatos. No hay lugar para un respiro cuando ya están demoliendo el audio con los riffs de “Noncompliance to ASTM F899-12 Standard”, con veloces y precisos plumilleos de los guitarristas. Hacia el final del tema resurgen las armonías gemelas, hijas directas de Thin Lizzy, de quienes Steer notoriamente es mega fan. “No Love Lost” despierta una gran ovación en cuanto comienza. La greña de Walker vuela mientras una luz debajo de él lo hace parecer como si estuviera invocando demonios en la puerta del abismo infernal, una estupenda batalla de solos en los que sin duda Steer llevaba la ventaja se hizo patente. El baterista haciendo buen trabajo y honrando los golpes grabados por Ken Owen.

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Walker brinda con nosotros, “salud amigos” y dirige más palabras al público “gracias por venir hasta este lugar que está lejísimos de la ciudad, desgraciadamente nosotros estamos atados de manos y no podemos escoger el lugar donde tocamos, pero gracias por hacer el esfuerzo y tomarse la molestia de venir”. Suena por fin algo desde el olvidado Swan Song “Edge of Darkness”, la cual es ligada inmediatamente con otro hit del Heartwork, “This Mortal Coil”, haciéndonos recordar esa portada del recién fallecido H.R. Giger. Dan un salto hasta 1989 cuando eran una de las bandas más extremas del mundo, para ofrecernos “Reek of Putrefaction” con su riff notoriamente Sabbathesco y Bill Steer retomando la voz grave y cavernosa que le hace mancuerna a Walker. Steer ya no es el mismo jovencito que empuñaba una Ibanez hace 22 años en México. Ahora es un tipo cuarentón que trae una Gibson Les Paul y se ve como hippie de San Francisco pero está tocando la música más brutal que el mundo haya conocido.

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Después de casi seis horas de Metal, tráfico y aguacero torrencial, la gente muestra signos de agotamiento y también lo nota Jeff Walker, quien trata de animar a la gente preguntando “¿saben cómo thrashear México?”, y nos asestan más material reciente “Unfit For Human Consumption”. El slam saca de su letargo a los que estaban adormilados a base de golpes y un remolino furioso.

Una nueva pausa y Jeff Walker visiblemente molesto dice “vamos a tener que cortar nuestro show y es una lástima porque pudimos haber hecho un mejor concierto, traigo a Masmiseim de Samael como ingeniero de luces, una superestrella y lo dejaron sólo a que hiciera su trabajo, pero en fin, así es la vida”. Y de nuevo nos asestan una explosión desde el pasado, “Genital Grinder” puro Grindcore desde Liverpool para México. “Exhume to Consume” es la elegida para continuar el paseo por finales de los 80, Bill Steer de nuevo asume la voz cavernosa.

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En la parte final, Jeff Walker hace un último intento por hacer que aquello estalle “¿Ya están cansados? Parece que sí, ya tienen sueño”, y junta las manos y se las pone al lado de la cara, simulando que se dormirá plácidamente. “Bueno, como parece que ya están agotados vamos a tocar una canción lenta”. Así que en la recta final “Captive Bolt Pistol” hace que todos saquen la furia contenida. El grupo cierra con “Corporal Jigsore Quandary”, es la elegida para culminar esta velada llena de riffs. Hacia el final Walker se toma la obligada foto con el público de fondo al tiempo que dice “quiero tocar más pero los chicos de banda son tímidos, si hacen más ruido, tal vez salgan”.

Así que el encore tiene lugar con sólo un pedazo de la contundente “Ruptured In Purulence” la cual se transformó en tres minutos en la esperada “Heartwork”, de inmediato la parte final de “Carneous Cacoffiny” sirvió de outro para despedirse del público mexicano.

Por: Iván Nieblas
Fotos: Toni François @ToniFrancois

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