Por Miguel Guevara

El 24 de febrero pasado, una noticia pasó casi desapercibida: el presidente Enrique Peña Nieto envió al Senado su propuesta para ocupar una silla vacante en la junta de gobierno del INEGI. Peña nominó a Paloma Merodio, una joven de 31 años que a todas luces no cumple con los requisitos del puesto. El hecho merece ser examinado porque demuestra el cinismo desenfrenado de nuestra clase política.

Primero, es necesario detenerse en la importancia que tiene el INEGI para el arreglo institucional y macroeconómico del país. El INEGI es responsable de realizar las mediciones analíticas de diversos indicadores del país, incluidos los de crecimiento, pobreza e inflación. Estos indicadores son relevantes, entre otras razones, porque son usados por los mercados para evaluar la calificación crediticia del país y determinar los pronósticos de crecimiento.

Es necesario que en el diseño y medición de esos indicadores participen las mejores mentes que tiene el país, pues sólo así se puede garantizar su solidez y seriedad. Es por eso que nuestro arreglo institucional exige explícitamente que lxs mexicanxs que ocupen el puesto tengan las más altas distinciones académicas y una trayectoria profesional destacada.

Sin embargo, Merodio no cumple ninguno de los dos supuestos anteriores. Como bien lo ha documentado el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, Merodio no cumple con los requisitos establecidos en la Ley del Sistema Nacional de Estadística y Geografía. Lo que es más preocupante aún, es que, como reporta Sin Embargo, hay indicaciones que la nominación que llegó al Senado contiene información falsa.

En la solicitud que envió el Ejecutivo se asevera que la señora Merodio “ha impartido el curso [de] Macroeconomía Avanzada en la Universidad de Harvard”. Esto es una mentira. De acuerdo con el sitio de la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard, Merodio fue asistente del curso (course assistant).

Estudié en la Kennedy, y tuve varios compañeros que también fueron asistentes de curso. De acuerdo a ellos, la tarea principal de estos asistentes radica en calificar tareas. La interacción con los profesores es mínima. Los asistentes no tienen mucho qué decir sobre el contenido del curso. Los asistentes ni siquiera imparten las sesiones semanales en las que se revisa el contenido del curso. Dicho de otra forma, la barra para ser asistente de curso es realmente baja.  

La nominación de Merodio es sumamente preocupante porque profundiza un patrón sistémico que ha emergido desde el Ejecutivo: un esfuerzo por dinamitar la solidez de las instituciones del Estado. No hace mucho tiempo, el Ejecutivo nominó exitosamente a Eduardo Medina Mora para ocupar una de las vacantes en la Suprema Corte de Justicia. La nominación de Mora fue también criticada en su momento dada la baja idoneidad del candidato.

En nuestro arreglo institucional, el Senado debería actuar como contra peso al Ejecutivo. En la votación de Medina Mora, el Senado actuó más como achichincle del Ejecutivo. Es importante que el Senado actúe y rechace el nombramiento de Merodio, por dos razones. Primero, el Senado debe de cumplir con su función institucional y, segundo, los senadores -miembros del establishment-, deben actuar teniendo en cuenta la importancia de preservar la solidez del orden institucional.

En el mundo político hay mucha inquietud por el ascenso de AMLO en las encuestas presidenciales. El mayor argumento que se esgrime para alarmar a la población es que AMLO es un peligro para las instituciones. Este punto retórico ha sido repetido hasta el cansancio.

Sin embargo, como lo demostró el caso de Medina Mora, y ahora el de Merodio, el verdadero peligro para las instituciones no es AMLO, es el grupo de amigos que gobierna desde los Pinos y los senadores que les hacen comparsa. El verdadero peligro para México es Peña Nieto y sus asesores. El verdadero peligro para México son los senadores del PAN que le aprueban todo a Peña. El verdadero peligro es el poco respeto que tiene nuestra clase política hacia nuestras instituciones. Es inaceptable que el Ejecutivo mande un currículum con información falsa. Es una burla, punto.

Foto: NOTIMEX/JAVIER LIRA OTERO

De pasar la nominación de Merodio, se estaría dando un golpe severo a la integridad, solidez, transparencia y respetabilidad de nuestras instituciones. En el momento turbulento actual es una irresponsabilidad mayor aceptar la nominación de Peña. Por el bien de las instituciones, Merodio no puede ni debe ocupar un asiento en la junta de gobierno del INEGI.

Si la clase política tiene todavía un poco de dignidad y congruencia, el nombramiento de Merodio debe ser rechazado unánimemente por todos los partidos en el Senado. De no hacerlo, estarían dejando claro que la gran amenaza para nuestras instituciones no es AMLO, son ellos mismos.

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Miguel Guevara nació y creció en Cuernavaca, Morelos. Estudió ingeniería en Telecomunicaciones en la UNAM y es Maestro en Políticas Públicas por la Universidad de Harvard.

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