Ya sea en fiestas o talleres, he llegado a escuchar a gente decir que estamos viviendo tiempos de una inclusión nunca antes vista en México y puede que hasta ser lesbiana, gay, bisexual o trans sea una moda. Pero, ¿qué pasa con colectivos como el Clóset de Sor Juana, una organización que lleva 30 años defendiendo los derechos de mujeres lesbianas y bisexuales?
¿Acaso es una moda de hace 30 años o mucho más, del siglo XVII, época en que vivió la mujer que inspiró el nombre de esta organización? ¿Por qué su trabajo no es reconocido fuera de las comunidades LGBT+?
Tal vez la respuesta está en el hecho de que la información sobre la diversidad sexual permaneció en un gran clóset social durante siglos por los tabúes en la religión, política y hasta la misma ciencia. Con decir que hasta el 17 de mayo de 1990, la OMS quitó de su catálogo de enfermedades mentales a la homosexualidad.
Justo en esta década nació el Clóset de Sor Juana como resultado de los movimientos feministas y del interés de mujeres lesbianas por crear un espacio por y para ellas.
Por aquí vamos a revisar —de la mano de Mariana Cruz Sánchez, coordinadora General del Clóset de Sor Juana— por qué si bien vivimos en una época de mayor inclusión, aún falta un buen camino.
Y, por qué no podemos decir que esto de ser lesbiana o bisexual es una moda.
Ser mujer, lesbiana o bisexual en México
México se ha construido sobre un montón de prejuicios que han impedido el libre desarrollo de niñas, adolescentes y adultas —ya sea en la educación, los espacios laborales, servicios a la salud y hasta en casa.
Estos prejuicios se han extendido sobre la orientación sexual e identidad de género. Y no lo decimos porque sí.
De acuerdo con la ENADIS 2017 (Encuesta Nacional sobre Discriminación), 38.3% de las mujeres no heterosexuales mayores de 18 años consideraron que sus derechos les fueron negados precisamente por su orientación sexual.
66% de población encuestada consideró que los derechos de gays o lesbianas se respetan poco o nada y por aquí viene un dato que refleja esta percepción:
El 32.3% no le rentaría un cuarto a una persona gay o lesbiana y 43.0% no aceptaría que su hija o hijo se case con una persona del mismo sexo.
Eso no es todo si vemos que el 29.5% de las mujeres dijeron haber sido discriminadas por el sólo hecho de ser mujer en el último año, mientras que el porcentaje de hombres fue mucho más bajo, del 5.4%.
Y en este mismo apartado, 3.7% de las mujeres consideraron haber sido discriminadas por su orientación sexual.
Como pueden ver, ser mujer y además lesbiana o bisexual —aunque la ENADIS 2017 no se enfocó mucho en este último grupo— es un cruce donde se topan distintas discriminaciones, desde la lesbofobia hasta misoginia.
El Clóset de Sor Juana
Con estos datos llegamos al Clóset de Sor Juana, organización fundada en 1991 por la activista y ex diputada Federal Patria Jiménez y un grupo de chavas interesadas en “crear un espacio para la reflexión y el fortalecimiento de las mujeres lesbianas”.
Los antecedentes del Clóset de Sor Juana —una gigante de la literatura no sólo en México, sino en todo el mundo y que en sus poemas externó su deseo y amor por otras mujeres— vienen desde la ola feminista de los 70.
Patria, junto con la psicóloga y directora de la Fundación Arcoiris Gloria Careaga echaron para delante el primer espacio para lesbianas y bisexuales en CDMX, que organizaba la lectura de poesía, cine debates y hasta fiestas desde una perspectiva feminista.
Aunque no fue nada fácil. Tuvieron que ideárselas ante la discriminación de los vecinos de su primer sede, moverse de uno y otro lado hasta llegar a Xola —en Coyoacán— y en 1994 lograr el registro como una asociación civil.
Las nuevas generaciones
Se dicen fácil 30 años de trabajo, pero el Clóset de Sor Juana sigue gracias a las generaciones que van tomando la estafeta.
“Ha tenido sus diferentes momentos y diferentes equipos de trabajo que han permitido que avance (…) Pero todas coincidimos en que somos lesbianas, feministas y nos interesa el trabajo del reconocimiento no sólo en CDMX, sino a nivel nacional y regional, la agenda y necesidades de las mujeres lesbianas y bisexuales”, nos contó Mariana Cruz en un Zoom.
Mariana Cruz —que ya lleva un año en el Clóset de Sor Juana— nos explicó que si bien todo comenzó como un punto de encuentro, los objetivos de la organización se han diversificado y reforzado.
La apuesta es impulsar a mujeres lesbianas y bisexuales para que puedan tomar un lugar en la política o espacios sociales y desde ahí empujen una agenda inclusiva. Todo esto mediante el Comal de Incidencia cuyas redes se extienden no sólo en CDMX, sino en varios estados del país.
También está la labor de generar información sobre las problemáticas que viven las lesbianas y bisexuales, a qué nos enfrentamos, porque es muy poco lo que se sabe.
“Hay una falta no sólo de sensibilidad, sino de análisis y perspectivas, de nuestras vivencias que son diferentes a la de mujeres heterosexuales”.
La lesbiagenda y el Clóset de Sor Juana
Precisamente por esto que comentó Mariana Cruz, el Clóset de Sor Juana se puso a trabajar en una agenda —cuyas propuestas bien pueden entrar en el plan de Desarrollo de AMLO— para garantizar los derechos de mujeres lesbianas y bisexuales.
Se trata de la Lesbiagenda 2019-2024, un esfuerzo de investigación de cuatro años sobre la situación de las mujeres lesbianas y bisexuales en México y las políticas públicas que faltan para que los derechos estén garantizados —porque la inclusión va más allá de poner banderas del arcoiris en las empresas privadas y del gobierno.
La Lesbiagenda —por AQUÍ pueden echarle un ojo— desmenuza ocho áreas de oportunidad en los derechos:
- Igualdad y no discriminación, salud, educación, trabajo, una vida libre de violencia, el acceso a la justicia, defensa de derechos y el acceso a la información.
“Todavía hay un montón de personal de salud que desconoce algo tan básico como son las prácticas sexuales de las mujeres lesbianas y, por ende, los riesgos en cuanto a la salud sexual a la que se pueden enfrentar”.
Por ejemplo, en el tema de salud, ¿cómo informar a las lesbianas y bisexuales sobre las prácticas sexuales? En seguridad, ¿cómo atender un caso de violencia en casa entre una pareja de mujeres?
En el trabajo, ¿cómo erradicar el acoso, hostigamiento y amenazas por orientación? En la escuela, ¿cómo hacer que los colegios sean un espacio seguro y libre de discriminación?
Desde la laicidad en el sistema educativo hasta el reforzamiento del Protocolo para acceso sin discriminación a la prestación de servicios de atención médica LGBT.
La Guía protocolarizada sobre mujeres lesbianas y bisexuales de la Secretaría de Salud, así como las sanciones al personal de salud que discrimine por la orientación o dejar atrás ECOSIG (Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género) o las terapias de conversión, son las propuestas integrales de la Lesbiagenda para seguir avanzando.
Una reflexión necesaria: ¿por qué es necesario que cada comunidad LGBT+ tenga su propia voz?
“Una de las batallas que hemos tenido es que ya no se nos perciba y piense como lo mismo.
Sí, pertenecemos al grupo LGBT+, pero dentro del grupo LGBT+ las políticas públicas también tienen que estar contempladas de formas distintas”.
Por aquí Mariana nos ayudó en una reflexión extra y a cachar por qué es importante reconocer la importancia, diferencia y diversidad existentes dentro de cada una de las poblaciones que integran las siglas LGBT+ (Lésbico, Gay, Bisexual, Trans y más).
Si bien todas tienen en común que no son hetero, es importante reconocer su particularidad para desarrollar políticas públicas de inclusión específicas y, por lo tanto, eficaces.
Aunque, eso sí, la unidad no debe perderse.
“Es importante trabajar en colectivo, dar luchas y juntarnos cuando se tiene que dar batallas grandes con las Cámaras, instituciones, pero también es importante que el trabajo que cada una hacemos como organizaciones se reconozca que está bien, que las compañeras lesbianas trabajan por las lesbianas, las compañeras trans trabajan por las compañeras trans, los compañeros gays trabajan por ellos”.
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Si quieren conocer más sobre el trabajo del Clóset de Sor Juana o contactar con ellas por AQUÍ les dejamos el enlace a su página o ACÁ su Facebook.
Y despedimos este texto con un documental —que en menos de 40 minutos— nos cuenta su historia de viva voz:
