Cuando se habla de compadrazgos en la política mexicana, no pensábamos que Enrique Peña Nieto se lo fuera a tomar tan literal pues resulta que la empresa del padrino de primera comunión de ‘Pau’ Peña se llevó unas licitaciones millonarias. Por supuesto, esas licitaciones están llenas de irregularidades y —faltaba más— en el caldo también está metido Gerardo Ruiz Esparza, el secretario de Comunicaciones y Transportes.

Todo salió a la luz con un reportaje publicado por Aristegui Noticias y la historia arranca en la misma época en la que Peña Nieto le estaba “invirtiendo” fuerte a la bienes raíces: cuando se publicó la historia de la Casa Blanca de EPN, se publicó también que el entonces gober del EdoMex le compró una casa de descanso en Ixtapan de la Sal a la familia San Román.

Los negocios de la familia San Román levantaron denso en el sexenio del gobernador Peña Nieto, pues ganaron 107 millones de dólares en licitaciones. Sin embargo, ya con EPN como presidente —hasta enero del 2015—, las empresas familiares tienen 13 contratos federales que suman más de 590 millones de pesos. 

En el 2015, Gerardo Ruiz Esparza dijo que había solicitado una auditoría sobre los contratos, pero aseguraba “que no hay ninguna irregularidad”. La cosa es que esas auditorías no habían aparecido; hasta el reportaje publicado este fin de semana.

Ahora sí, a los contratos

En octubre del 2016, ya se reportaba que los negocios de la familia San Román vendieron al doble de precio las barreras móviles del Viaducto Elevado: en Estados Unidos las vendieron en 240 millones de dólares, pero el gobierno pagó 485 millones. Las otras dos licitaciones bajo la lupa hablan de una construcción en un paso a desnivel de la carretera México-Toluca y, la otra, son trabajos de mejoramiento en la carretera Toluca-Taxco.

En la obra de la México-Toluca, los auditorias encontraron que tenía “Deficiente planeación, programación y presupuesto” porque el proyecto se les “encareció” 43 millones de pesos. Además de la lana, este trabajo falló en varias cosas más:

Por ejemplo, está la historia de que el subdirector de Contrataciones de la SCT que encabezó el proceso no estaba acreditado; o que la empresa debía construir 50 kilómetros, pero nada más acreditó 43. También, la empresa no comprobó su participación en otros contratos públicos, ni presentó sus estados financieros certificados. A eso, súmenle que el laboratorio que lo presentó tenía la acreditación vencida. 

Para la otra obra, la de la Toluca-Taxco, también se fueron ‘a la Viva México’ pues la empresa de la familia San Román no comprobó nunca el gasto de 6 millones 570 mil pesos. A eso agruéguenle que se les concedió un plazo extra y no recibieron ninguna multa. Entre otras irregularidades está que no se presentaron las hojas de obligaciones fiscales a tiempo, no hubo acreditación de control de calidad y abrieron la bitácora electrónica 154 días tarde. 

De encima ‘lo escondieron’

Las auditorías tienen fecha de julio del 2015 y si nos vamos con todas las de la ley, la SCT debía publicarla como sus obligaciones de transparencia. Sin embargo, no habían visto la luz hasta que el equipo de Aristegui Noticias las pidió con una solicitud de información.

Eso sí, lo que no se les traspapeló es que el principal accionista de la constructora de la casa de Ixtapa de Peña es Roberto San Román Dunne, hijo de Roberto San Román Widerkehr. A su vez, el papá de la familia San Roman es el padrino de primera comunión de Paulina Peña Pretelini, la hija de Peña Nieto y principal defensora de su padre ante los ataques de ‘la prole’. 

¡Qué vivos! Compadre de Peña Nieto se lleva licitaciones llenas de irregularidades
Foto: Revista Quién

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Soy Max Carranza y me he pasado la vida rodeado de memes, cultura digital y bastantes horas frente a las pantallas. En el camino me encontré la pasión por abordar los temas sociales más urgentes e intentar...

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