Y en la sección “¿Y a mí por qué no me pasan estas cosas?”…

Bueno, para empezar tendrían que tener la dentadura igual de amolada que como la tenía uno de los protagonistas de esta historia. Brian Maixner es un mesero que pocas veces podría sonreír con gusto y no por falta de ganas, sino porque sabía que sus maltratados dientes no eran agradables a la vista.

Sin embargo, lo anterior no era impedimento para que desempeñara su chamba como se debe, razón por la que al encontrarse con el generoso abogado Fred Boettcher, éste no dudó en dejarle una propinota de nada menos que 25 mil dólares: “le eche un vistazo a este joven y sabía que era algo especial”, comentó Fred a la KWCH.

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La amabilidad con que Brian trataba a sus clientes llamó la atención del abogado, sin embargo también notó que la dentadura del mesero le hacía parecer que tenía mucho dolor… así que en una más de sus visitas al restaurante “Doo-Dah”, Fred llamó al dueño para preguntarle si era posible pagar el trabajo dental del joven empleado.

“Este hombre no me conoce y me permitió darme un lujo que no podía permitirme. Significa mucho el que le haya importado”.

Timirie Shibley, dueño del “Doo-Dah” asegura que si alguien merecía una propina de ese tipo era Brian: “es uno de esos empleados de los que te gustaría tener seis. Toda su misión es complacer a la gente lo más rápido posible y sonríe en el camino. Trabaja muy duro”…

Pues ahora con su arreglo de dentadura al estilo David Bowie sonreirá con más ganas.

*Vía metro.co.uk

 

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