A pesar de que hace unos días el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se tomó su tiempo para explicar por qué un túnel sanitizante puede afectar más de lo que previene, el Congreso de Guanajuato aplica sus propios datos y ha decidido adquirir uno.
De acuerdo con Proceso, el túnel sanitizante tendrá un costo de 80 mil pesitos (los cuales serán tomados del erario, claro) y será instalado a la entrada del recinto legislativo… esto pese a que la Junta de Gobierno del Congreso local decidió reducir al mínimo el número de trabajadores que tienen que acudir a chambear a la sede legislativo.
Es decir, aparte de que ni siquiera está recomendado por las altas autoridades en Salud del país, el mentado túnel ni siquiera va a ser utilizado… pero bueno, va a lucir bien padre a la entrada.
¿Por qué no se recomienda su uso?
Hace unas semanas, luego que en varias entidades del país se presumieran la colocación de túneles sanitizantes, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, explicó que estos no ofrecen la desinfección que muchos les atribuyen.
“Estos túneles son tecnológicamente diseñados para sanitización controlada, pero durante esa sanitización se pueden irritar los ojos y las vías respiratorias, por lo que si suponemos que una persona tiene Covid-19 y está sacando virus, conforme la persona respira se van a movilizar y si el tiempo de sanitización no es adecuado, se puede propagar el virus”, explicó el funcionario en una de las conferencias nocturnas.
Previo a este señalamiento, la Secretaría de Salud había señalado la inexistencia de evidencia científica que permitirá el uso de túneles sanitizantes para evitar contagios de COVID-19… como señaló López-Gatell, incluso resultaría perjudicial.
Luego de estos señalamientos, el gobierno de Nuevo León prohibió la instalación de túneles. Además, El Bronco indicó que las personas que hacen uso de los arcos tienen una falsa percepción de seguridad… lo que los hace desatender las principales medidas de prevención.
“Existe un posible riesgo a la salud por los componentes que utilizan. Asimismo, se incrementa una percepción de falsa seguridad. Las personas que pasan por la cabina piensan que son inmunes, que no se van a infectar y cuando llegan a su casa no se bañan, ni se lavan las manos”.