Si escuchas una noticia de Corea del Norte es muy posible que tenga que ver con su armas militares o el lanzamiento de misiles —a menos de que trate de su versión de “La Locuras del Emperador”—, pero ahora llegó una interesante historia desde los más altos estrados internacionales que sí nos hizo levantar la ceja.
Resulta que los de Pyongyang son los nuevos presidentes de la Conferencia de Desarme en la ONU.
Sí, esa noticia llega en el mismo fin de semana en que Corea del Norte lanzó 8 misiles a sus vecinos y tanto Corea del Sur, como Estados Unidos —que anda ahí de metiche— respondieron con otros lanzamientos.
Volviendo a la historia diplomática, la noticia de que estrenen el máximo puesto en la Conferencia de Desarme es curiosa y un poco ridícula, pero no tanto sorpresiva.
Esta Conferencia rota su presidencia entre los 65 países miembros en orden alfabético y ahora era el turno de Corea del Norte… ni modo de saltárselos.
Aunque claro, que fuera esperado no significa que no termináramos con unas escenas bastante incómodas. “Mi país se encuentra en guerra con Estados Unidos”, dijo Han Tae-Song, el embajador de Corea del Norte cuando empezó la sesión. “Ningún país tiene el derecho de criticar o interferir con nuestras políticas de defensa”.
Para colmo, The Guardian cuenta que se reunieron en el salón del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, en la ONU.
Cuando se decidió que Corea del Norte presidiría la Conferencia de Desarme surgieron varias manifestaciones y algunos grupos pedían que otros países se retiraran de la sala —una protesta diplomática bastante común—, pero nada de eso sucedió.
La BBC reportó que los países únicamente hicieron un acto simbólico mandando funcionarios de bajo nivel… aunque no pasó desapercibido. “El presidente toma nota de sus declaraciones”, dijo el embajador de Corea del Norte frente a la sala en silencio.
¿Un último detalle? Esa Conferencia de Desarme no forma parte oficial de la ONU, pero sí se reúnen tres veces al año en sus instalaciones. Se creó con la intención de terminar con la proliferación de armas nucleares en el mundo o para bajarle de tueste a la creciente militarización, pero no han llegado a ningún acuerdo sustancial en más de 20 años.