Un buen día una pareja que vive al norte de Reino Unido, al ver lo desatendida que estaba su casa decidieron renovarla, fue así que comenzaron los trabajos, sin esperar que harían un hallazgo que los dejaría con la boca abierta.
Mientras el experto en construcción demolía la pared, un gato muerto y seco cayó del techo; nadie de los presentes tenía la menor idea de cómo había llegado hasta ahí.
Resulta que en aquella región los antiguos pobladores tenían la creencia de colocar gatos –no se sabe con certeza si vivos o muertos- entre las paredes, debajo de las ventanas, y en los techos o cavidades de la casa para alejar a los malos espíritus.
La pareja calcula que el animal tiene más de 100 años de haber estado ahí y aún están pensando qué hacer con él, pero seguramente lo pondrán nuevamente en el lugar donde apareció, por aquello de que en algún momento de su existencia fue un amuleto de protección y no lo vayan a hacer enojar porque lo echaron de su hogar.
Si observan bien el tierno gatito no tiene dientes; entonces hay de dos, o se trataba de un animal viejo o lo emparedaron vivo y los perdió tratando de salir.
Creepy.
