Ayer platicábamos de un nuevo caso evidenciado de corrupción en nuestro país: un videoaficionado captó el momento en que un par de policías de tránsito presuntamente le pedían ‘ponerse la del Puebla’ a un automovilista que circulaba por la colonia Condesa, en la delegación Cuauhtémoc. El autor de la grabación pedía que se acabara con este mal que aqueja todos los sectores de nuestra sociedad.
En septiembre de 2014 el presidente Enrique Peña Nieto pronunció una de las frases más polémicas de su administración asegurando que la corrupción en México es un asunto cultural. Esta afirmación levantó muchas cejas, aunque algo hay de cierto en su acotación. Sin justificar el señalamiento de EPN, ¿quién—no importando la magnitud o si lo hizo de manera consciente— no ha incurrido en alguna falla de esa naturaleza?
El pasado 28 de septiembre, Peña Nieto volvió a poner el dedo en la llaga, al afirmar que en el tema de corrupción no hay alguien que pueda atreverse a arrojar la primera piedra. Y aunque no pareciera lo más correcto que esa aseveración proviniera del Presidente de México, pinta de cuerpo completo un mal que aqueja nuestra nación.
De acuerdo con Anatomía de la corrupción, libro de María Amparo Casar y la organización civil Mexicanos Contra la Corrupción, nuestro país ocupa la deshonrosa 95º posición de las naciones más corruptas en el mundo —tomando en cuenta 168 países—, el 15º lugar —de 26— en el continente americano y la última posición de los 34 países que conforman la OCDE.
El estudio de la organización indica que la corrupción tiene demasiados costos como para seguir tolerándola y que se debe combatir porque a todos nos conviene, incluso que erradicarla es un buen negocio. También afirma que este fenómeno es una de las causas principales que le ponen freno al desarrollo de México.
Sus cifras indican, por ejemplo, que el 79% de los mexicanos creen que la corrupción es un problema serio, que 44% de las empresas en el país ha realizado pagos extraoficiales, además que solamente en 2015 se presentaron 4 millones 925 mil 592 casos de corrupción en trámites. ¿Ustedes se identifican dentro de estos datos?
La autora de Anatomía de la corrupción, que este 26 de octubre presenta una versión actualizada, señala que la creciente participación social en movimientos contra la corrupción está enviando una señal esperanzadora: se puede lograr una sociedad menos corrupta y —sobretodo— menos impune.
¿Qué opinan ustedes? ¿Es posible imaginar una sociedad mexicana libre de corrupción o de plano es un planteamiento utópico? ¿Están de acuerdo con la frase ‘el cambio está en uno mismo’? Si quieren leer el documento en su totalidad lo pueden consultar en este enlace.