Lo que prometía ser una construcción que haría que un pueblo dejara de depender de las pocas ventas agrícolas, terminó por ser el desastre económico de sus pobladores. Además siempre queda la pregunta: ¿en eso se gastaron 620 millones de dólares?

Fue en abril de 2009 cuando el gobierno de Felipe Calderón anunció con bombo y platillo la construcción de la refinería “Bicentenario”. Claro, como suponía inversión y generación de trabajos “seguros”, muchas fueron las entidades que se pelearon el proyecto. Al final, el elegido fue Hidalgo… el pequeño pueblo de Atitalaquia, para ser más precisos. Por cierto, en ese entonces la entidad era gobernada por el hoy secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

osorio chong

Según las estimaciones del gobierno federal, la refinería demoraría seis años en levantarse y, a ojo de buen cubero, se necesitaría meterle por lo menos 9 mil millones de dólares… y bueno, se necesitaba cancha para la edificación y, por ello, se convenció a vecinos de vender sus tierra: total, de cultivar maíz, frijol y alfalfa, pasarían a tener empleos en Pemex y hasta tener un negocio propio. Con una refinería en el pueblo, no habría pierde.

¿Seis años en construirla?, ¿desde 2009?, ¿pues entonces ya está trabajando, no? Obviamente no: en 2014, el proyecto “Bicentenario” fue definitivamente cancelado pese a que en él ya se habían gastado cerca de 620 millones de dólares.

Así es: 620 millones de los verdes… ¿y en qué? De acuerdo con Animal Político, ¡en una bardota que nomás sirve para cubrir las 700 hectáreas que albergarían la mentada refinería! Y todavía nos ponemos nuestros moños para pagar el de Trump… ah, claro: también, mientras el proyecto estaba vivo, la Cámara de Diputados autorizó presupuesto para estudios, nivelación del terreno y “planes”…

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Foto: Milenio/Alejandro Reyes

Además de representar decirle adiós al complejo en el que se planeaba producir 250 mil barriles de combustibles diarios, la cancelación de la refinería Bicentenario se llevó entre las patas a todo el pueblo de Atitalaquia: “Las tierras se vendieron, trabajo no hubo como se prometió. Era la esperanza de la gente pero todo se quedó en el camino”.

Con lo que se pagó por los terrenos (ahora abandonados), muchos campesinos del lugar invirtieron en la compra de camiones de carga y máquinas de excavación, esto con la ilusión de obtener un contrato para echar la mano en la construcción de la refinería. También hubo quienes construyeron negocios y hoteles… ahora, la mayoría vacíos o con poca clientela. “Y ya no hay tierras. Antes por lo menos con la cosecha de maíz o alfalfa se recibía un poquito, pero ahora ni eso”, lamenta el presidente del Comisariado Ejidal de Atitalaquia, Delfino Martínez.

Y de la promesa de empleos en Pemex ni hablar: “Dijeron que los hijos tendrían preferencia para trabajar allí, se habló de empleos en Pemex (…)Por eso muchos accedieron a vender sus tierras. Pensaron: va a haber trabajo para nuestros hijos y a nosotros ya nos pagaron, va a estar bien”, lamenta uno de los pobladores.

Consultado por la gente de BBC Mundo, un vocero de Pemex señaló que la bronca no es con ellos: la cancelación de la construcción se tomó en otra parte… y los de la Secretaría de Energía simplemente señalan que se cambiaron los planes: el plan de negocios de Pemex está orientado a reconfigurar las refinerías existentes”.

Pero bueno… ¿a poco no les quedó chulo el muro?

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