Por Diego Castañeda

Hace unos días la evolución de la deuda pública causó muchas preguntas en las redes sociales, en especial esta gráfica:

deuda pública

En ella se muestra la evolución de los Saldos Históricos de Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) que es la definición más completa de la deuda pública en México. En la gráfica podemos observar que durante los últimos 18 años el tamaño (saldo) de la deuda pública en el país se multiplicó por 5 (o creció 500 por ciento): pasó de 2 billones de pesos a 10 billones de pesos. En esencia todo lo que logramos reducir de deuda pública en la década de los años noventa lo volvimos a subir en las administraciones de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña. Si lo vemos como puntos del PIB, para darnos una idea de lo que representa respecto al tamaño de la economía, pasó de 25 a 46 puntos del PIB. Con un crecimiento que es casi 4 veces más rápido que el de la economía (9.2 por ciento en promedio anual vs 2.4 por ciento en promedio anual), cuando los SHRFSP crecen más rápido que el PIB acumulamos deuda.

Algunas de la dudas que surgieron de todo esto son las siguientes:

1.- ¿Por qué la deuda subió si la deuda externa antes era más alta?

2.- ¿La culpa del endeudamiento es de las entidades federativas?

3.- ¿Por qué es relevante?

Respecto a la primera pregunta, es importante que desarmemos a los SHRFSP en sus componentes. los SHRFSP son la suma de la deuda interna denominada en pesos y la deuda externa denominada en moneda extranjera, además de Pidiregas, deuda de las empresas productivas del Estado, etc. Si bien es cierto que durante los años 80 con la crisis de la deuda la deuda externa estaba en sus niveles más altos, hoy en día es la deuda interna la que dicta la dinámica de la deuda pública. Alrededor del 66 por ciento de la deuda pública es interna y el 34 por ciento externa, la depreciación del tipo de cambio ha hecho que la externa incrementara durante los últimos dos años, no obstante, es la evolución de la interna la que es problemática. Pero esto lo discutiremos más a fondo en la pregunta tres.

La segunda pregunta respecto al endeudamiento de las entidades federativas es interesante porque es un asunto no muy discutido fuera de círculos técnicos. La deuda de los estados según algunas estimaciones debe ser de alrededor de entre 2 y 4 puntos del PIB, aunque es sustantiva para muchos estados como Chihuahua, Coahuila, Veracruz y otros en general, no es una carga para la economía mexicana en su conjunto. La deuda de los estados es un problema diferente de la deuda pública federal, obedece a esquemas más relacionados con corrupción y a la debilidad de las finanzas públicas estatales y municipales que muchas veces terminan recurriendo al mercado de deuda para financiar su gasto.

La tercera pregunta es muy importante porque la problemática de la deuda pública federal nos sirve para hablar de algunos de los problemas estructurales de la economía mexicana. Existen varios asuntos que nos deben preocupar del fuerte aumento de la deuda. El primero y el cual debería ser muy obvio es que en México se supone que la deuda sólo se puede contratar si es para financiar proyectos productivos que generen ganancias al estado y contribuyan a su pago, es decir, lo que deberíamos esperar de la deuda pública es que sirva para generar crecimiento económico al ser invertida en infraestructura, formación de capital, etc. A pesar de esto, hemos observado que la economía mexicana no crece más a pesar de contar con muchos recursos que supuestamente debieron dedicarse a la inversión. Esto nos lleva a hacer una pregunta: ¿en qué se usó la deuda? Desafortunadamente, no tenemos claridad total para responder qué paso.

Otro asunto que nos debe preocupar es que al tomar tanta deuda el gobierno, sí existe una especie de efecto expulsión (crowding out); es decir, que los bancos prefieren prestar al gobierno que prestarle a pequeños negocios o personas porque el gobierno tiene menos riesgo, esto hace en alguna medida que exista menos crédito disponible en el resto de la economía y que tengamos un cuello de botella para el crecimiento de ese lado.

Un asunto adicional es que la expansión de la deuda pública ha generado inestabilidad en las finanzas públicas y, por ende, algo de inestabilidad macroeconómica. El crecimiento de la deuda ha forzado al gobierno a hacer recortes en inversión para comenzar a reducir el déficit público (el déficit es cuando los gastos superan a los ingresos públicos) y, con ello, ha disminuido la capacidad de crecimiento de la economía en el corto y mediano plazo (¿ven la ironía en el asunto?). Por el incremento del servicio de la deuda (los intereses que pagamos) y el peso de la deuda extranjera por la depreciación del tipo de cambio también se ha vuelto una fuente de incertidumbre y de discusiones sobre la calificación del país en las agencias calificadoras.

La deuda pública no es mala por sí misma, pero es muy evidente que es una herramienta que no ha sido bien utilizada y el problema de usar mal estas cosas es que hacen que otros que la podrían usar bien no puedan hacerlo o que los países terminen preocupados por la estabilidad financiera en lugar de por crecer.

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Diego Castañeda es economista por la University of London.

Twitter: @diegocastaneda

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