A mediados de esta semana Donald Trump volvió a anunciar que contenderá por la candidatura a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano.

En realidad Trump nunca ha sido tomado en serio como un probable candidato por el partido del elefante para el 2016, siendo ampliamente superado en simpatías por Jeb Bush, e incluso por los latinos Ted Cruz y Marco Rubio.

Tal vez es por eso que el dueño del concurso Miss Universo ha decidido basar su campaña en un discurso cargado de odio en contra de los migrantes mexicanos, a los que ha tachado de “enemigos” de los norteamericanos, criminales, narcotraficantes y “violadores”, aceptando los estereotipos más burdos en contra de los connacionales. Además de culpar a México de estar “matando económicamente” a los Estados Unidos, Trump señaló que su mayor fortaleza para ser el próximo presidente de la “nación más poderosa del mundo” es su fortuna, a la que él mismo calculó en 8,700 millones de dólares.

Para el excéntrico Trump, México envía a Estados Unidos a lo peor de su gente: traficantes de drogas, pandilleros y depravados sexuales, un discurso trágicamente xenofóbico. Trump es percibido por muchos como un verdadero payaso del espectáculo, cuya fortuna (sobrevalorada) proviene de su actividad inmobiliaria.

Para nadie es un secreto que el discurso de Trump no tiene bases sólidas, en realidad la relación entre Estados Unidos y México ha beneficiado de muchas formas a la nación de las barras y las estrellas (para algunos demasiado), incluso hace unos días el embajador Wayne hablaba de la excelencia del momento diplomático entre ambas naciones. Basta con recordar que actualmente México es el segundo socio comercial de Estados Unidos y el primer destino de las exportaciones de los estados de California, Arizona y Texas, además del segundo mercado para otros 20 estados. Sin mencionar que muchas de las más importantes empresas estadounidenses tienen presencia en nuestro país, (incluyendo a Citigroup, Wal-Mart, Microsoft, etc.) sacando grandes ganancias y generando seis millones de empleos en Estados Unidos derivados del comercio bilateral.

Por si fuera poco, lejos de lo dicho por Trump, de acuerdo con censos oficiales, los mexicanos no son parias que buscan abusar de los estadounidenses,  más del 40 % de la población mexicana que vive en Estados Unidos se graduó de la high school, por encima de otros grupos étnicos, dos tercios de ellos hablan perfectamente inglés y casi la mitad de los migrantes tienen casa propia.

Actualmente se calcula que el 11 % de la población de Estados Unidos es de origen mexicano, por lo que vapulear a sus familiares y a sus orígenes no es la estrategia más inteligente por parte del hombre del peinado de queso Oaxaca.

Es curioso recordar que Donald Trump no siempre habló mal de México, hace tan sólo unos años el millonario inició una campaña para promocionar las Playas de Tijuana, donde planeaba construir el Trump Ocean Resort Baja, una exclusiva zona residencial de su propiedad. El proyecto fracasó por problemas de financiación, a los inversionistas le negaron un préstamo bancario por la crisis económica de 2008 (que afectó severamente a la industria inmobiliaria de Estados Unidos), y, aunque ya había vendido varios departamentos de lujo, se tuvo que dar marcha atrás y cancelar la construcción.

Las demandas de los compradores obligaron a Trump a reconocer que en realidad el no había invertido dinero en el proyecto, sino que rentó su nombre por 4 millones de dólares para darle valides a los inversionistas. El caso develó que Trump renta constantemente su apellido para darle relumbrón a diferentes proyectos de inversión, lo cual abolló la imagen de empresario exitoso y lo colocó, a los ojos de los especialistas financieros, como un simple comerciante. Además, Trump perdió la demanda, por lo que tuvo que indemnizar a todos los que compraron departamentos en el fallido proyecto que respaldó, y afectó sus inversiones reales en Cozumel y Quintana Roo, proyectos que también fracasaron. Desde entonces, el millonario inició una campaña en contra de México, por lo que mucho de su enojo en contra de los mexicanos puede derivarse de un gran e infantil berrinche.

Por otra parte, la imagen de gran empresario y arrogante hombre de éxito que intenta proyectar Trump, es hipócrita. Medios financieros establecen que el millonario exagera el valor de su fortuna para impresionar a los votantes. El magnate afirma que de acuerdo con un resumen financiero su fortuna se estima en 9 mil millones de dólares, aunque Forbes indica que la riqueza de Trump no rebasa los 4 mil millones de dólares, menos de la mitad de lo que afirmó en el lanzamiento de su candidatura.

Lo que no hay que perder de vista es que Donald J. Trump, en su anuncio presidencial del martes, además de ser políticamente incorrecto, habló de sí mismo como un personaje mesiánico mucho mejor que todos los presidentes anteriores de Estados Unidos, sin un ápice de humildad.

Su mensaje xenófobo y proteccionista podría generar afinidad en el sector ultraconservador, pero al ser una minoría, es poco probable que triunfe en las primarias del Partido Republicano. Sin embargo, lo que sí podría provocar es que los otros candidatos, asuman posturas más tibias en un afán de ser incluyentes. Trump buscará posicionarse en estados clave esta semana para dar inicio a su campaña, que promete ser una de las más impredecibles y estrafalarias de este ciclo electoral.

¿Logrará clavarse en la primera ronda?

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