Para que los amantes de las conspiraciones se entretengan un rato en lo que él conspira en tiempo real, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, permitió el acceso a más de 2 mil archivos relacionados con el asesinato de John F. Kennedy. Claro, para seguir guardando el misterio que cubre al recordado magnicidio, bloqueó la publicación de 300 documentos, para los cuales habrá que esperar un rato más (no mucho, quizás hasta abril) para conocer su contenido… ya saben, “razones de seguridad nacional”.

En fin, el caso es que para que el morbo no decaiga, el contenido de los archivos desclasificados se ha dado poco a poquito. Medios internacionales siguen y actualizan lo que sale a cuentagotas, destacando detalles de algo que desde hace años ya se comentaba: el asesino de Kennedy, Lee Harvey  Oswald, se dio su vuelta por la Ciudad de México un par de semanas antes de atentar contra el presidente estadounidense. En un conjunto de documentos de una investigación – señala The Guardianpersonal de FBI fue interrogado por un comité del Senado sobre su incapacidad para detener a Oswald después del viaje de seis días que hizo a la hoy CDMX, para intentar obtener una visa cubana para su esposa. “Lo que trato de decir es que no hubo ningún análisis sobre esto. Incluso va a la Ciudad de México, se pone en contacto con el consulado cubano y la embajada soviética (…) no sabemos si hay algo siniestro al respecto, con un agente que es conocido como KGB por el FBI y por la CIA (…) En cualquier caso, luego regresa a los Estados Unidos y nunca más es entrevistado por el FBI”, comenta un senador.

La gente que está liberando los archivos desclasificados señalan que gran parte de ellos son recibos y cuentas financieras para proyectos clandestinos: decenas de miles de dólares pagados por actividades anticomunistas, suministros y armas, especialmente a personas en América Latina. Sin embargo, también hay cosas interesantes, como un documento del FBI en el que se da cuenta de la reacción soviética ante el asesinato de JFK. De acuerdo con el texto de la agencia a cargo de J Edgar Hoover, al igual que muchos estadounidenses, los soviéticos estaban convencidos que el asesinato del presidente fue producto de una conspiración… y no orquestada por ellos. Incluso estaban algo “asustados” por una posible respuesta militar de EEUU. De ahí su necesidad de saber qué clase de persona era Lyndon Johnson, quien quedó a cargo de la Casa Blanca, tras el magnicidio. Aunque mucho se ha comentado la relación que Oswald tenía con la entonces Unión Soviética (incluso se casó con la hija de un coronel de la KGB), oficiales soviéticos aseguraron que el exmarine nunca perteneció a ninguna organización dentro de la Unión Soviética y nunca se le concedió la ciudadanía. Incluso lo describen como “un maníaco neurótico que era desleal a su propio país y a todo lo demás”.

… Si no fueron los soviéticos, entonces, ¿quiénes?

Como era de esperarse, el asesinato de Kennedy no sólo fue materia de investigación del FBI. Al asunto también le entró la KGB… y con mucho interés. Claro, no por buena onda, sino porque estaban convencidos en la Unión Soviética que, al llegar al fondo del caso, encontrarían una trama que desestabilizaría por completo a los Estados Unidos. En fin, dos años después de cometido el atentado, ellos seguían intentando saber qué y quiénes estaban detrás de la muerte de uno de los presidentes – supuestamente – más queridos por los estadounidenses. ¿Por qué “supuestamente”? Bueno, en 1965 – según uno de los archivos – una fuente informó al FBI que la agencia soviética tenía “datos que pretenden indicar que el presidente Johnson fue responsable del asesinato”.

¿“Fuego amigo” entonces? Pues… el FBI ya le tenía el ojo puesto a Oswald, pero n’ombre, escurridizo el muchacho: informes del FBI señalan que se le intentó monitorear entre agosto y octubre de 1963 (el asesinato se cometió el 22 de noviembre)… pero le perdieron la pista. Eso sí, lo buscaban con muchas ganas. Especialmente en la zona de Dallas, donde – efectivamente – a la postre fue asesinado Kennedy. ¿Más elementos para armar la conspiración? Así como se siguió el rastro de Oswald antes de la muerte de JFK, el FBI advirtió que el asesino había recibido amenazas de muerte. Sin embargo, la policía no lo protegió: “Anoche recibimos una llamada en nuestra oficina de Dallas, de un hombre que hablaba con voz tranquila y diciendo que era miembro de un comité organizado para matar a Oswald”, señala un memorándum escrito por el propio director del FBI, J Edgar Hoover. Y bueno, ya sabemos lo que pasó: Oswald fue asesinado a los dos días de que el hizo lo propio con Kennedy.

Cuba y su “alegría” por lo sucedido, Hoover y sus prisas para convencer a la gente de que Oswald fue el verdadero y único asesino de JFK, la crisis de los misiles, el perfil psicológico del asesino… el material es vasto, pero definitivamente no servirá para aclarar nada de este polémico caso… al menos no por ahora. De acuerdo con el director del Centro de Política de la Universidad de Virginia, Larry Sabato, se trata de un rompecabezas de un millón de piezas, armarlo podría llevar meses… quizás años.

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