Los astados de la ganadería de los Fuente Ymbro y un cúmulo de gente atorada a la entrada de la Plaza, protagonizaron este fin de semana, en el séptimo encierro de 2013, uno de los San Fermines más accidentados de ésta edición.
Se dio la salida para que las miles de personas comenzaran a correr por las calles, intentado no ser golpeados por un toro o arrollados por la multitud. La cosa parecía “normal”, uno que otro caído y arrollado, otros corrían por su vida y saltaban las enormes vallas, pero el momento trágico llegó al entrar al coso.
Un problema técnico en la entrada al ruedo, se habla de una puerta que quedó cerrada y que provocó que cientos de personas quedaran atoradas a merced de los toros que venían detrás de ellos con sed de atacar a las que en ese momento serían sus presas.
Y así fue, más de 400 kilos de peso, hicieron su aparición en el túnel a gran velocidad, embistiendo a las personas que, para su desgracia, no podían hacer más que apretar el cuerpo e intentar no ser golpeado de lleno o cornado de gravedad, pero la realidad fue otra: 23 heridos, fue el saldo de este día.
Hasta el momento se reporta que un joven de 19 años es el más grave de todos, después de quedar atorado en el boquete, ser aplastado por la multitud y sufrir un traumatismo torácico con síndrome de asfixia, por lo que de inmediato fue trasladado al hospital donde ahora se encuentra respirando de manera artificial.
La historia de estos trabucos no es nueva, se ha presentado en infinidad de ocasiones durante los Sanfermines. Se tiene un último registro de 1977 en el encierro de la ganadería de Miura, cuando un montón de personas quedaron atascadas de la misma forma y debido a lo cual falleció por asfixia y algunos traumatismos, José Joaquín Esparza Sarasibar, de 17 años.
Mañana se celebrará la última jornada de este año y seguro traerá consigo mucha adrenalina, sangre, caídas y mucha diversión para los que gozan de este evento cultural de trascendencia mundial.