Como muchos ya lo anticipaban, Javier Duarte tiene las suficientes calorías reservadas en su robusta anatomía como para aguantar varios días sin probar alimento. Así que, luego de casi una semana de huelga de hambre (que muchos malpensados dicen que en realidad se trata de dieta forzada por el médico) el exgober sigue girito y advirtió que todavía puede seguir dando muestras de… pues de lo que sea que quiere mostrar al “castigar” a las autoridades no aceptando engordar más.

De acuerdo con el reporte médico de ayer lunes, a las 7 de la noche, el buen Javidú sigue sanote: con los signos vitales normales, todavía no desvaría (es decir, está consciente) y no presenta síntomas de enfermedad alguna… bueno, salvo los males que ya traía de fábrica, producto de sus evidentes desórdenes alimenticios (hígado graso, hipertensión, depresión, ansiedad). Y, como era de esperarse, el régimen basado en agüita y miel le ha dado resultados y hasta ahora, además de la vergüenza, ha perdido cuatro kilitos, así que ahora pesa “sólo” 114.5 kilogramos.

Javier Duarte de Ochoa, exgobernador de Veracruz
Foto: Especial

Pero bueno, lo anterior sólo fue preámbulo para conocer el contenido de una nueva misiva que el exgober jarocho hizo llegar al periodista Ciro Gómez Leyva, en la cual lanza acusaciones harto conocidas graves contra el actual mandatario de Veracruz, Miguel Ángel Yunes.

Como nadie le entendió bien en primera instancia como para qué era su huelga de hambre, Duarte inicia señalando que ésta no tiene que ver con el proceso judicial que hay en su contra. Más bien es una forma de solidarizarse con todos aquellos gorditos que no pueden mantener una dieta… digo, con sus excolaboradores a los que injustamente las autoridades han privado de la libertad. “No voy a detenerme hasta que pueda usar leggins salgan en libertad de conformidad con lo que establece la ley”, advierte el exgober para –ahora sí– pasar a lo bueno.

Ya que Yunes no cumplió con su promesa de campaña de “resolver el problema de la inseguridad en seis meses”, Duarte señala que su encierro es una forma en la que el mandatario pretende echar la bolita de su “desastroso gobierno”, pero eso no es todo, la cosa va in crescendo: de acuerdo con Javidú, él durante su administración combatió a la delincuencia (por eso tanta narcofosa), pero Yunes “en su búsqueda enfermiza y desesperada de llegar a la gubernatura”, pactó con el crimen organizado y “ahora ahí están las consecuencias”… olvídense del saqueo al erario, “esta sí es la peor crisis que ha vivido Veracruz en su historia”.

Sobre los cuestionamientos de la procedencia del dinero con el que Duarte paga los honorarios de sus abogados, Javidú señala que si él (Yunes) pudo pasar de vendedor de escobas en mercado a uno de los millonarios más prominentes de América Latina (ahí están los Panamá Papers), no entiende por qué le extraña que él tenga dinero para costear una defensa legal más o menos rifada (bueno, de hecho es de las más caras del país).

Y bueno, de ahí Javidú le dio duro a la pluma y acusa al gobernador de ser corrupto, pederasta (como su compadre Succar Kuri), mafioso, traidor y, evidentemente, falso “paladín de la justicia”: “acusa de corruptos a sus enemigos políticos desde su yate, o desde su desde su departamento con vista a Central Park en Nueva York”.

Miguel Ángel Yunes
Foto: Yerania Rolón / Proceso

Para no perder la costumbre, el exmandatario acaba su cartita con una frase dominguera: “Por cada acción hay una reacción directamente proporcional. Es un sistema perfecto e impersonal al que se le denomina principio de la ‘medida por medida’”… y listo, hasta ahí lo escrito por Duarte de 8a. Sobre estas acusaciones Yunes no se ha manifestado. Pero ¿qué se espera? ni modo que las admita… y si Javidú tiene información (y no nomás acusa al tanteo) sobre los delitos de Yunes (sobre todo de pederastia), ¿por qué nunca lo denunció ante las autoridades?

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