Por Diego Castañeda

En el contexto de la cada vez más preocupante guerra comercial entre Estados Unidos y China, ocurrió la reunión anual de los banqueros centrales en Jackson Hole. Uno de los temas importantes que se trató, o quizá el más importante, fue lo poco efectivo que sería la política monetaria (la tasa de interés, la oferta monetaria, etcétera) para hacer frente a una posible recesión en el mundo

Primero Larry Summers, en una serie de tweets previos al inicio de Jackson Hole, y  luego los distintos gobernadores de los principales bancos centrales del mundo reconocieron que las herramientas con las que hoy cuentan los bancos centrales son insuficientes para estimular la economía si una recesión ocurriera. 

Durante las últimas décadas el bajar tasas de interés y aumentar la oferta monetaria se ha vuelto la forma tradicional de combatir recesiones, la política fiscal jugando un rol menor.

No obstante, lo que hoy reconocen los banqueros centrales es que el mundo tiene un faltante importante de demanda; así pues, es tiempo de reconocer que la única forma efectiva de luchar contra las recesiones en las circunstancias actuales es a través de expansiones fiscales. Es decir, a través de mayor gasto público

Jackson Hole
Larry Summers || Foto: Robin Marchant/Getty Images

Summers llama a la inefectividad de la política monetaria hoy en día, sobre todo en Europa y Japón, un “agujero negro monetario”, pues los países parecen incapaces de escapar de tasas de interés cercanas a cero o de facto negativas. Un nuevo nombre para lo que los economistas desde hace ya más de un siglo conocen como “estancamiento secular”, una falta crónica de demanda. 

Hay distintas razones para explicar esta falta de demanda. Algunas son demográficas. Países como Japón y diversos países europeos tienen tasas inferiores a la de reemplazo; por lo tanto, sus poblaciones están decreciendo. Algunas otras son los años de austeridad. Esto es específico al caso Alemán que, por sus reglas respecto a que casi todo gasto público debe generar ingresos que compensen el gasto, hace que sea muy difícil invertir en infraestructura y otras inversiones necesarias para sostener tasas de crecimiento más altas. 

En cualquier caso, hoy la economía mundial se encuentra en una situación muy riesgosa en la que existen pocos instrumentos para luchar contra recesiones.

la reunión de Jackson Hole dio un paso muy importante al reconocer este hecho. Reconocer que los bancos centrales no van a salvar a la economía del mundo en un contexto de estancamiento secular y con la incertidumbre que existe hoy en día debería motivar a la gobiernos a tomar medidas de política fiscal más agresivas y promover tasas mayores de crecimiento

No obstante, ahí está otro problema. Muy pocos países en el mundo parecen tener hoy el espacio fiscal suficiente para lanzar estímulos fiscales importantes. Los países en desarrollo, especialmente en nuestra región, parecen estar caminando sobre hielo. Y es que no tienen mucha capacidad de respuesta frente a una crisis global. Los países con tasas de interés negativas podrían recurrir a la deuda sin mucho problema; asimismo, los países con grandes superávits fiscales podrían consumirlos. Quizá el problema con los países que sí tienen espacio fiscal es de voluntad política. Faltaría reconocer que la economía mundial está cambiando rápidamente. Lo que funcionó hace 10 años, hoy es poco probable que lo haga

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Diego Castañeda es economista por la University of London.

Twitter: @diegocastaneda

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