Si no conoces los “animales de playa” de Theo Jansen, te has estado perdiendo de uno de los proyectos más locos e impresionantes en el mundo del arte contemporáneo. Este hombre ha logrado crear seres con movimientos tan orgánicos y naturales como los de cualquier ser vivo. Los materiales: viento y muchos, muchos tubos.

El artista holandés Theo Jansen nació en Scheveningen en 1948. A los 20 años, comenzó a estudiar física, aunque en 1975 lo abandonó para dedicarse a la pintura. Sin embargo, pronto encontró la manera de encabalgar ambos mundos. En 1981 creó una máquina que pintaba sola respondiendo a distintos estímulos. Fue en 1990 cuando tuvo la brillante idea cuyo perfeccionamiento se ha convertido en su apasionado quehacer desde entonces.

Theo ha materializado, cada vez con mayor perfección, la idea con la que los escultores de todos los tiempos sólo habían soñado: piezas de movimientos autónomos y orgánicos que se movieran con naturalidad en el ambiente, reclamando su lugar dentro de nuestro estrecho concepto de vida.

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El nombre de este proyecto que, pese al continuo cambio, no se ha movido un ápice de aquella simple idea, es Animaris. Se trata de una flamante “familia animal” que pronto habitará todas las playas del mundo. Es un impresionante logro de la ingeniería que ha logrado igualar la naturalidad de los movimientos de seres tan complejos como las aves y los insectos.

Así, la “vida”, ese misterio peleada por la ciencia y el arte, surge ante nuestros ojos con conmovedora simpleza y reconcilia aquella sorda disputa con el poder de la ingeniería. En todo caso, como el propio Jansen expresó alguna vez, “las barreras entre el arte y la ingeniería sólo existen en la mente”.

La fuerza vital de los Animaris proviene del viento. Este alimento recorre los centenares de tubos que conforman su esqueleto y acaricia las características velas que hacen lucir a estos seres como grandes navíos terrestres. Los elementos electrónicos están reducidos al mínimo: marcapasos binarios, sensores domésticos de humedad y otros dispositivos simples juegan un papel secundario en la conformación de una criatura fundamentalmente mecánica, digna de la imaginación de da Vinci. El propio Jansen afirma que sus avances son equiparables a la invención de la rueda.

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El artista habla de sus criaturas como si refirieran a animales reales. Forman manadas, se adaptan al entorno y pronto evolucionarán lo suficiente como para moverse con libertad y sin intervención humana a través de inmensos desiertos y playas.

Como una imagen dice más que mil palabras, detendremos aquí este rollo y dejaremos que los siguientes videos hablen por sí mismos. En el primero, podrás apreciar un conjunto de clips que resumen los experimentos que Jansen ha llevado a cabo a través de los años. En el segundo, el genio detrás de los animales de playa nos explica algunos de los detalles de estas increíbles criaturas.


Si quieres saber más sobre la obra de Theo Jansen y los Animaris, visita la página del artista strandbeest.com.

Vía: Strandbeest

 

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