Probablemente el suceso histórico que más ha dado pie a las especulaciones y las teorías conspiracionistas ha sido el asesinato de John F. Kennedy en Dallas en 1963. La reciente investigación de Philip Shenon, A Cruel and Shocking Act, aporta datos interesantes que involucran al dictador cubano Fidel Castro, a la escritora mexicana Elena Garro y a un fiesta que se llevó a cabo en la Ciudad de México.

A partir de los informes oficiales desclasificados, Lee Harvey Oswald fue un asesino solitario que perpretó el crimen por motu propio, en soledad. Los informes, no obstante están llenos de inconsistencias difíciles de disimular. Shenon propone una hipótesis producto de una extensa investigación y recolección de datos que los informes pasan por alto, ya sea porque la CIA y el FBI no los conocían o los ignoraron deliberadamente.

Se sabe que Oswald estuvo en México un par de meses antes del asesinato en Dallas. Para entender lo que estaba haciendo aquí hay que dar un paso atrás. Quizá lo que desató todo fueron los atentados que el gobierno norteamericano y el propio Kennedy planearon en contra de Fidel Castro. El entonces presidente de los Estados Unidos junto con la CIA estaban obsesionados con la ejecución del presidente cubano. Este hecho se comentaba instensamente en los grupos de izquierda mexicana.

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Es probable que Oswald haya sido un comunista que llegó a México con la idea de conseguir una visa a Cuba y a la Unión Soviética. En septiembre de 1963 tomó un autobús en Nueva Orléans que lo llevaría a cruzar México hasta llegar a la capital. En ese momento las restricciones que imponía el gobierno estadounidense para que sus cuidadanos pasaran a estos países eran muy estrictas. Recordemos que aquellos fueron los años más intensos de la Guerra Fría. El reporte oficial de la CIA dicta que Oswald estuvo en el consulado cubano y se quejó amargamente de dichas restricciones, quizá con demasiado énfasis.

No obstante, el pasaje clave de esta historia sería una fiesta a la que asistió Oswald junto a los círculos de la izquierda mexicana, con la asistencia también de varios funcionarios de la embajada cubana. Entre ellos se encontraba Silvia Durán, una funcionaria del consulado quien supuestamente tenía una relación personal con Oswald. En los testimonios que ella ha dado en los últimos cincuenta años siempre ha negado esta relación, incluso asegura que nunca conoció a Oswald. Sin embargo, la mencionada fiesta se llevó a cabo en una propiedad de su cuñado, y varios testigos la ubican en el lugar, lo mismo que a Oswald.

Uno de los testimonios clave lo aportó la escritora mexicana Elena Garro, quien fue esposa de Octavio Paz, el Nobel de Literatura mexicano. Ella se encontraba en la misma fiesta en donde estaban Durán y Oswald y testificó al respecto hace muchos años. Shenon entrevistó a su hija y a su sobrino, quienes confirmaron el hecho y aportaron algunos datos más. Según el sobrino, Francisco Guerrero Garro, él que se encontraba en la fiesta junto a su tía. En el lugar se comentó extensamente la intención del gobierno de JFK de asesinar a Fidel Castro, incluso se manejó la posibilidad de que alguien “debía matar a Kennedy”.

Joh Kennedy

Seguramente esta fiesta no fue el único elemento que empujó a Oswald a matar a Kennedy, pero lo cierto es que ahí se comentó la posibilidad. La investigación de Shenon pone en la mesa una posibilidad que pocas veces se ha manejado. La pregunta, ¿por qué Oswald asesinó a Kennedy? se ha respondido de diversas maneras: por sus políticas respecto a la industria estadounidense, por su intención de terminar la Guerra Fría y la Guerra de Vietnam, etc. En concreto, se suele asumir que fue asesinado por sus intenciones humanitarias. En contraparte, esta teoría abra la posibilidad que su muerte pudo derivar de sus proyectos de intervenir en Cuba, invadir la isla o simplemente asesinar a su dirigente.

A estas alturas es muy difícil defender el régimen cubano. La represión, los encarcelamientos, la discriminación, la omisión de los más básicos derechos humanos y las prohibiciones que llevaron a miles de cubanos a pasar hambre son sólo algunos de los aspectos más crudos de la dictadura. Ciertamente que la posición de Castro no ha sido la mejor a lo largo del tiempo, pero en la misma medida los gobiernos de Estados Unidos, y en particular el de Kennedy, tampoco manejaron bien la situación.

La investigación de este caso ha estado llena de tropiezos, omisiones y secretos Entre la ineptitud de la CIA en ese momento y sus secretismo, poco se puede saber de cierto. Hace no mucho tiempo los documentos en torno al suceso fueron desclasificados, pero los informes oficiales están llenos de omisiones. ¿Torpeza o protección de secretos? Como sea, los datos incompletos han conducido a investigaciones serias, como la de Shenon que barajan posibilidades hasta ahora no tomadas en cuenta.

*Vía Slate

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