En la apacible y tranquila ciudad de Reikiavik, Islandia, hay un museo que está en busca de un pene humano.

Sí, leyeron bien, de un pene humano. Sucede que este museo se dedica a exhibir penes de todas las especies animales posibles. Sin embargo, la colección no está completa pues falta un miembro humano y todavía no hay nadie que haya querido donar el suyo ‘en vida’. ¡Pos oigan!

Pero vayamos por partes, esta “Falotec” a fue creada en 1997 por Sigurður “Siggi” Hjartarson, un señor ocurrente que para cotorrear se puso a reunir penes de distintos animales. Su fanatismo por los penes llegó tan lejos, que ahora posee 280 miembros de 93 especies diferentes (desde ratones hasta cachalotes).

A pesar de esta gran colección, Hjartarson no es feliz, pues le falta un pene humano. Quienes han juntado álbumes de estampitas y al final sólo les falta una, podrán comprenderlo. Y es que no es tan fácil obtener un pene humano, pues si de por sí es complicado encontrar que alguien quiera donar un riñón o una cornea, imaginen lo complicado de conseguir un pipian.

Tiempo atrás, Hjartarson ya había logrado que un anciano le donara su pene cuando muriera. Por desgracia, cuando llegó el momento, el hombre tenía 95 años y su pene no pudo conservarse

“Tendría que haberlo puesto en vinagre, tal vez con un poquito de sal. Así podría haberlo conservado mejor”, comentó Hjartarson en una entrevista a Lonely Planet.

Por eso, Hjartarson tomará las debidas precauciones para el futuro, pues por increíble que parezca ya hay otros voluntarios que quieren donar su pene a la causa, y que compiten entre ellos para tener el honor de inmortalizar a su pene en una repisa de museo.

Entre ellos está el islandés Pall Arason y el estadounidense Tom Mitchell, quienes realizan distintas pruebas para ver quién es elegido y podrá tener su pene en una exposición permanente después de morir. De acuerdo a The Daily Beast, entre los requisitos impuestos por el curador del museo para donar el pene están: tener una carta de autorización firmada por tres testigos y poseer una longitud de por lo menos 13 centímetros.

Tanto Arason (13 centímetros) como Mitchell (18 cm) cumplen con la medida mínima. Aunque el de Arason está tatuado con estrellas y rayas, y hasta tiene un apodó: “Elmo”.

WTF?!?!?

Sobre esto habla el documental The Final Member, realizado por Jonah Bekhor y Zack Math. Aquí el trailer:

Hjartarson ha manifestado su preferencia por el pene de Mitchell (osea, por Elmo). Habrá qué ver el documental para ver en qué acaba todo este lío.

¿Y ustedes, donarían su Principito para que sea exhibido?

Enrique Garay, favor de abstenerte.

*** Vía Huffington Post

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