Uno esperaría que en los ataques químicos la gente mutara y todos se deshicieran en tres segundos. La realidad es mucho peor.
El peligro entre más silencioso más temible. Cuando el escándalo está a nuestro alrededor el cuerpo y la mente se preparan para cualquier amenaza, pero el peligro que no se anuncia es el más letal, la víctima no se puede preparar, no puede huir, solamente, de repente, está ya en las garras de la muerte.
Los químicos utilizados en contra de los rebeldes por parte del gobierno Sirio son indetectables, de esta manera los rebeldes van adentrándose a las fauces de la bestia, y para cuando ya están adentrados en Damasco (la capital de Siria), es demasiado tarde.
Cuando cayeron los químicos dicen los rebeldes que se escuchó como si una lata de gaseosa cayera al suelo, después no hubo olor, no hubo ningún silbido, nada de humo, nada que indicara la inyección de algún gas tóxico. Lo único visible fue lo que aconteció después, los síntomas, las señales que enviaba el cuerpo para demostrar que había sido envenenado.
Los síntomas comenzaban con una tos violenta, luego un ardor intenso en los ojos, las pupilas se les retrajeron hasta sus límites. Luego… la noche. La visión completamente oscurecida. Las complicaciones para respirar. Algunos casos registraron vómitos, desmayos. Al final tuvieron que evacuar a los combatientes más afectados, ya que si no lo hacían éstos caerían asfixiados.
Le Monde ha sido el medio por el cual se ha logrado tener esta evidencia. Sus enviados especiales (Jean-Philippe Rémy y el fotógrafo Laurent Van der Stockton) han sido testigos por dos meses de lo que ha acontecido en Damasco (lugar que fue penetrado por los rebeldes en febrero).
El uso de armas químicas fue descrito por el presidente de EE.UU. Barack Obama y otros líderes occidentales como una «línea roja», si alguien lo cruzara en el conflicto sirio daría lugar a una intervención. El 24 de may, Hollande dijo en un discurso a los altos funcionarios militares en París:
«El conflicto ha llegado a un nivel que nos exige, con nuestros aliados, a mantener todas las opciones si el uso de armas químicas estaba bien establecido»
Le Monde afirma que no tiene pruebas irrefutables del empleo de armas químicas en Siria. Sólo los conocimientos científicos, a partir de muestras puede ser capaz de establecer sin lugar a dudas el uso de sustancias que están prohibidas expresamente por la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas (1993). Cualquier gas tóxico no es un arma química. Pero ¿acaso no es un arma usar en un combate un agente tóxico? Parece que sí, aunque no entre dentro de la definición de arma química.
Guerre chimique à Damas por lemondefr
Crónica de una muerte sin anunciar.
Jobar es uno de los territorios clave. Una de las entradas que se disputan tanto el Ejército Sirio Libre como el Gobierno de Siria. En ese lugar los bandos contrarios están tan cerca que podrían matarse los unos a los otros sin necesidad de armas a distancia. Abril fue el mes en el que se intensificaron los ataques con químicos.
El primer ataque se registró el 11 de abril en la plaza de Abbasides. Las víctimas fueron los hombres de Abu Djihad «Arguileh» (narguilé, hookah).
Según Rémy, los rebeldes ya habían oído que se estaban utilizando gases en otras regiones de Siria, pero… ¿saber que te pudieron haber envenenado te prepara para saber qué hacer? ¿Cómo prepararse ante un ataque inminente con tóxicos? ¿Cómo hacerlo sin perder el territorio ganado? Algunos fueron evacuados, otros cayeron presas del pánico. Pero la posición se mantuvo, el líder del grupo ordenó que se aprovisionaran los hombre con trapos mojados para protegerse la cara.
Las máscaras anti-gas fueron dadas a aquellos que debían defender a toda costa la su posición, otros se cubrieron apenas con máscaras quirúrgicas.
El 13 de abril, el fotógrafo Van der Stockton vio que los combatientes que luchan en la guerra en esas casa en ruinas empezaron a toser y se pusieron a continuación sus máscaras anti-gas, sin aparente prisa, pero en realidad ya habían estado expuestos. Los hombres se pusieron en cuclillas, sin poder respirar y vomitaron. Tuvieron que huir inmediatamente del sector. Van der Stockton sufrió cuatro días después, problemas visuales y respiratorios.
Desde entonces, se distribuyeron máscaras anti-gas en Jobar, además de jeringuillas y ampollas de atropina, un producto inyectable que contrarresta los efectos de los gases neutrotóxicos (tales como el sarín).
La tóxica normalidad
EL 23 de mayo, los rebeldes afirmaron que un nuevo ataque de armas químicas había tenido lugar en Adra, otra zona clave, en al cual se habían dado enfrentamientos muy duros entre el régimen y los rebeldes en el noreste de Damasco.
En abril, los ataques son gas se convirtieron en la normalidad en Jobar. En las líneas del frente, los rebeldes del Ejército Sirio Libre empezaron a acostumbrarse a conservar cuidadosamente sus máscaras a mano.
Según los enviados de Le Monde, el único oftalmólogo de la región, el cual fue formado en el extranjero, hace consulta en un pequeño hospital de Sabha (del que pidió que no se divulgara su localización exacta). Solamente él ha tratado alrededor de 150 personas en el espacio de dos semanas. Además, cerca de las zonas más expuestas al gas, ha organizado duchas para que los combatientes expuestos a productos químicos puedan lavarse y cambiarse de ropa para evitar contaminar al personal de los centros de cuidados.
Tal vez no se haya cruzado la línea roja que pintaron las potencias occidentales… pero los datos que están recabando los periodistas en la zona nos obligan a sospechar que algo terrible ha comenzado a suceder en la región.
@Filosofastrillo