Fueron un total de 416 ballenas piloto las que quedaron encalladas en costas de bahía Golden, al noreste de Nueva Zelanda, de éstas 300 ya perdieron la vida, según informaciones ofrecidas por el Ministerio de Conservación.
Ante el peor desastre del que tengan memoria las autoridades noezelandesas, decenas de socorristas se encuentran trabajando a contrarreloj para mantener con vida al resto de las ballenas varadas. Sin embargo, se tienen pronósticos negativos, ya que los calderones que lograron reflotar nadan en dirección contraria, dirigiéndose de nueva cuenta a la bahía.
Por el momento se desconocen cuáles fueron las razones por las que las tal cantidad de ballenas llegaron a aguas tan poco profundas. Apenas en 2015 se presentó un caso similar, en la misma zona de Farawell Spit.
Así como ahora, la mayoría de las ballenas perdieron la vida. En aquella ocasión se trató de 200 ejemplares. Ahora, de no conseguir regresar al mar a los calderones sobrevivientes, se espera que la cifra sea duplicada.
Las imágenes que se pueden ver en la zona son desesperantes: ballenas luchando por seguir con vida, mientras los socorristas las intentan mantener húmedas, esperando que suba la marea y, así, se facilite su regreso al mar.
Las ballenas piloto, también conocidas como calderones, son especies que cuentan con la frente abombada y el cuerpo robusto. Puede alcanzar entre seis y siete metros de longitud.