Para cerrar con broche de oro su semana de “destape” presidencial­ José Antonio Meade acudió ante la Comisión Nacional de Procesos Internos del PRI para realizar su registro como precandidato (único) y, tras tan solemne e innecesario acto, se echó un discurso en el que evidenció que, a pesar de no ser militante del tricolor, ya está entrando de lleno en el universo paralelo en el que parece que viven los priistas.

Ya que Enrique Peña Nieto se rifó como “arquitecto” del país y logró crear más de 3 millones de empleos, Meade prometió que, de llegar a la presidencia, él nomás se encargará de continuar lo hecho por su predecesor. No habrá cambio, sino una consolidación de las políticas adoptadas por el actual gobierno: “Nos vamos a transformar, (pero) acabemos de una vez por todas con esa idea de que este país se tiene que reinventar cada seis años, no hay que demolerlo todo ni hay que cambiarlo todo”.

Desviviéndose en elogios hacia quien lo favoreció con su “dedazo”, Meade describió a Peña Nieto como “un mexicano con temple y valentía”, cuya visión tiene ahora al país con un mejor presente… bueno, no nomás él: a la actual situación del país hay que agradecerle a legisladores y gobernadores priistas, agregó el también excanciller. Y a los exgobernadores como los Duarte, los Moreira, Borge, Vallejo y Sandoval, ¿no se les debe también? Ehhrr, pues sin mencionarlos, el ahora precandidato los incluyo en su discurso al señalar que en un ejercicio de autocrítica, se debe “reconocer que hay realidades que nos duelen, ofenden, lastiman, vulneran y que tenemos y vamos a cambiar”.

Otro al que hizo referencia en su discurso, aunque sin mencionarlo directamente, fue a Andrés Manuel López Obrador, quien un día antes ofreció amnistía a líderes de grupos criminales. Al respecto, Meade señaló que en el PRI Estamos del lado de las víctimas, no de los victimarios. Tenemos que anteponer la paz al conflicto y consolidar una cultura de respeto a la ley. El que siembra odio cosecha soledad”.

Evidenciando que todavía le falta muuuuucho punch para alebrestar a los acarreados, estos a duras penas aplaudieron y gritaron cuando Meade les pidió su apoyo para llevar terminar de consolidar las reformas estructurales de EPN, con las cuales – según- México se colocará en el lugar que le corresponde: “Vamos a hacer de México una potencia, vamos a gana (…) Juntos vamos a ganar, de México hacer una potencia y vamos a vivir mejor. Vamos a convencer que México merece más y no visiones pequeñas y perdedoras”.

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