No podía ser de otra forma: un duelo de halagos se convirtió la celebración del Día del Estado Mayor Presidencial, evento en el que además de mostrarse el cariño que existe entre el presidente Enrique Peña Nieto y el cuerpo militar que lo protege, se inauguró una estatua de cuatro metros de altura y cinco toneladas de peso en la llamada “Glorieta de la Libertad”.
Pero bueno, en su día, el jefe del Estado Mayor Presidencial (EMP), el general Roberto Miranda, ratificó la misión del cuerpo que representa, asegurando que la lealtad que siempre le ha mostrado tanto él, como otros altos mando se debe entre otras cosas a que
“Representa, usted señor presidente, a la democracia y a la voluntad mayoritaria de nuestro pueblo”.
Ratificando el compromiso que los integrantes del EMP tienen para reguardar la seguridad del Ejecutivo, Miranda aseguró que todas las labores que se les encomiendan–como siempre- se harán con pleno respeto a la ley y a los derechos humanos y –por qué no- también a los ciudadanos.
Ante tal muestra de pundonor, Peña Nieto no se podía quedar atrás y también se mostró agradecido con el trabajo de quienes forman parte del cuerpo militar que lo protege de tanta señora ávida de tomarse una selfie y chavo locochón que lo idolatra como si fuera rockstar.
“Soy testigo y a diario corroboro la convicción de cada uno de ustedes. Su valor, honor y servicio a la nación, así como su entrega, disciplina y eficacia en cada función que llevan a cabo”.
En la celebración del día que en que se recuerda a los capitanes Gustavo Garmendia Villafaña y Federico Montes Alanis, quienes en 1913 defendieron la vida del entonces presidente Francisco I. Madero durante la Decena Trágica, también estuvieron presentes los titulares del Ejército y Marina, Salvador Cienfuegos y Vidal Francisco Soberón, respectivamente.