Se acerca el Año Nuevo, y como siempre sucede, el propósito de muchos será inscribirse al gimnasio para de una vez por todas perder los kilos que tienen de más y ponerse mameys o bien mamis, según sea el caso.

Escribirlo es fácil, ahora lo complicado es llevarlo a cabo. Y es que inscribirnos no hará que de la nada nos pongamos bien tronados. Además, están quienes por más que van “a jalar” (como dicen los mirreyes de gimnasio) nomás y no obtienen buenos resultados… es más, a veces hasta subes más de peso.

(Chale, qué deprimente. Esto de ser un gordo que se ejercita no es nada sencillo).

Para tu fortuna en Sopitas.com (donde todos somos fortachones) nos preocupamos por ti y así como hace unos días te presentamos una nota con entrenamientos para hacer en 10 minutos (o menos), ahora te traemos una lista de errores o malos hábitos que suelen cometer quienes van al gimnasio, y que son los culpables de que no veamos un avance real en nuestro físico.

Te los pasamos al costo:

Pagar por adelantado

En general esto debería ser algo bueno ¿no? Pagas por adelantado todo un año de gimnasio y te quitas de broncas, además de que probablemente te hagan algún descuento por ello. Sin embargo, esto podría no ser muy conveniente en la opinión de Cristian García, director técnico del centro español de electro-fitness y fisioterapia BodyOn, quien nos lanza esta advertencia:

“Antes de decidir si se quedan o no en el gimnasio que han elegido, hay que informarse sobre el plan de entrenamientos que les van a proponer, si serán atendidos periódicamente por un entrenador y las fechas en que podrán evaluarlos. Debemos elegir un centro que esté cerca de nuestro lugar de trabajo o residencia, si no queremos abandonar a la primera de cambio”.

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Pensar que en una semanas habrá resultados

Y pues no, tampoco es magia. Al principio, esto de ir al gimnasio es un asunto de paciencia. Mucha gente cree que en unas semanas ya tendrán un cuerpo de infarto, provocando su frustración cuando ven pasar los días y siguen con un flotador en el abdomen. Para Ángel Merchán, director de Homewellness, empresa de entrenamiento personal, son dos los problemas a los que se enfrenta quien ingresa a un gimnasio:

“El primero es que el cuerpo necesita tiempo para adaptar los estímulos que le damos con el entrenamiento para que se produzcan mejoras, y el segundo es que al ir con esa mentalidad nos vamos a desmotivar rápido, al no ver los resultados esperados, y querremos abandonar. Los efectos se observan por trimestre (serán significativos) y dependen del nivel de condición física que ya tuviera anteriormente”.

No ser constante

Una clave para que nuestras rutinas de ejercicio resulten efectivas, es ir al gimnasio al menos tres días a la semana. Y no lo decimos nosotros sino Beatriz Solís, una entrenadora fitness y gerente de uno de los gimnasios de la cadena española Curves:

“En nuestros centros recomendamos 30 minutos 3 veces por semana. Se necesitan de 10 a 12 semanas para crear un hábito y, a partir de ahí mantenerlo: esa es la clave del éxito”.

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Pensar que los abdominales nos darán un vientre plano

Osea sí, pero no. No se trata solamente de hacer este ejercicio para conseguir el vientre plano que tanto deseamos. Vamos, ni haciendo 100 diarios. Ángel Merchán, mencionado en los párrafos anteriores, nos habla más del tema:

“Ejercitar una zona determinada no ayuda a perder grasa de esa zona en concreto, como han demostrado numerosos estudios. Se consigue mejorar el tono general y su fuerza. Afinar el abdomen depende fundamentalmente de la pérdida de grasa, y para ello hay que realizar un entrenamiento enfocado al gasto calórico y combinarlo con una alimentación adecuada que genere un cierto déficit calórico, es decir, gastar más calorías de las que ingerimos”.

No dejar que el entrenador sea quien nos de nuestra dieta personal

Sí, leyeron bien. Es mucho mejor seguir una dieta proporcionada por un nutriólogo experto y no por nuestro instructor de gimnasio, así lo advierte Cristian García:

“Por lo general (aunque no todos), los instructores deportivos tenemos nociones de nutrición, pero no somos profesionales de algo tan delicado como esto. Podría ser contraproducente.

Aconsejo precaución con los productos que ofrecen los gimnasios para quemar grasas, eliminar líquidos o aumentar masa muscular, podría comprometer órganos internos (consulta antes a tu médico). Nunca reemplazaría una comida por un batido durante largos periodos de tiempo”.

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Despreciar las pesas

No sólo bajarás de peso con una alimentación adecuada o siguiendo un entrenamiento cardiovascular para quemar calorías. También necesitas un entrenamiento de fuerza, pues esta mejora en la masa muscular ayudará a mejorar tu metabolismo.

Lo anterior, según Beatriz Solís, es importante pues muchas veces el déficit calórico y la pérdida de peso provocada por el ejercicio tiende a ralentizar el metabolismo.

“Hacer solo ejercicio aeróbico (correr, caminar…) no nos ayuda a elevar el metabolismo, que es el motor quema grasas del cuerpo. Un entrenamiento completo de fuerza y aeróbico es lo que nos va a permitir una figura armoniosa”.

Creernos los muy fuertes

Si en el punto anterior dijimos que es bueno hacer trabajo de fuerza, tampoco debemos abusar de ello, así lo advirtió Ángel Merchán:

“El peso que movemos debe estar adaptado a nuestra fuerza, de manera que podamos ejecutar el ejercicio de forma técnicamente correcta. Retorcerse en la máquina o con las pesas solo aumenta el riesgo de lesión sin conseguir un mejor resultado.

Un grupo muscular tiene la fuerza que tiene, cuando cambiamos la postura para mover más es porque el músculo en cuestión no puede, y lo que hace es buscar la ayuda de otros para completar el movimiento. Para levantar los glúteos, ejercicios como las sentadillas, el peso muerto y hip thrust (elevarlos tumbado en el suelo) son perfectos”.

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Mantener la misma intensidad

Usar bicicleta o caminadora al hacer ejercicio son excelentes aliados a la hora de entrenar, pero como todo en la vida, hay que saber usarlas. El entrenamiento continuo sin variar intensidad no es tan efectivo como aquel donde se practican cambios de ritmo o se realizan sprints.

No estirar después del entrenamiento

Muchas de las lesiones que se presentan a largo plazo son ocasionadas por no realizar estiramientos después de hacer ejercicio. Lo recomendando es hacer estiramientos manteniendo una posición de tensión por 20 segundos.

Un complemento interesante podrían ser actividades como pilates y yoga. Para Ángel Merchán…

“Los estiramientos ayudan a aliviar la tensión muscular, mejoran la movilidad a largo plazo y permiten que la musculatura se regenere más rápidamente. Vamos a aumentar en un 19% los beneficios del entrenamiento”.

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Practicar la misma rutina sin descansar

Es un error muy común. Dice Ángel Merchán que el cuerpo se adapta a la intensidad del ejercicio y éste brinda menos beneficios:

“Debemos variar el entrenamiento cada cuatro o seis semanas como máximo. Otro error frecuente en gente que está bastante en forma y entrena habitualmente es no respetar el descanso. El cuerpo necesita detenerse para poder asimilar el entrenamiento. Si no reposamos una o dos veces en semana, corremos el riesgo de sobreentrenarnos, y conseguir lo contrario a lo que buscamos: empeorar nuestra condición física”.

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Ojalá estos consejos nos ayuden a empezar con el pie derecho el próximo año en materia de ejercicio.

*** Vía El País

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Fundé Sopitas como hobby y terminó siendo el trabajo de mis sueños. Emprendedor, amante de la música, los deportes, la comida y tecnología. También comparto rolas, noticias y chisma en programas...

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