Ésta es una de esas historias raras que vale la pena conocer…
Entre 1938 y 1939, una expedición nazi robó una estatua budista del Tíbet. Se trata de una escultura de 24 centímetros que pesa más de 10 kilos y que representa al dios Vaiśravaṇa. La figura fue llevada a Alemania, donde, debido a la dureza del material con la que estaba formada, fue llamada ‘Iron Man’, .
Más de 70 años después, la estatua fue analizada por un equipo de investigadores quienes encontraron que esta estatua tiene orígenes espaciales.
No, nos fumamos nada. Lo que pasa es que el ‘Iron Man fue hecho a partir de un meteorito que se calcula, cayó en la tierra hace unos 10,000 o 20,000 años, entre lo que hoy es la frontera entre Rusia y Mongolia.
Esto fue dado a conocer en la revista Metoritics & Planetary Science, donde el equipo de investigadores relata que, después de analizar una muestra de la estatua, encontraron que la geoquímica de la figura corresponde a los del meteorito Chinga, el mismo que mencionamos en el párrafo anterior.
¡ah chinga!
“Dada la extrema dureza del meteorito, básicamente un material inadecuado para la producción de esculturas, el artista o artistas que la crearon pudieron haber conocido que su material era especial. El origen exacto y la edad de la estatua aún se desconocen (…) Creemos que este fragmento de meteorito individual se recogió muchos siglos antes. La estatua del ‘Hombre de Hierro’ es el único ejemplo conocido de una figura humana grabada en un meteorito”, señaló Elmar Buchner, de la Universidad de Stuttgart y uno de los principales investigadores del estudio.
A pesar de lo increíble que suena que un meteorito espacial esté relacionado con una religión, hay otros casos similares, como Wilamette, meteorito de 15 toneladas que cayó en Estados Unidos y que es sagrado para los nativos americanos, y la famosa Ka‘aba, o ‘Piedra Negra, ubicada en La Meca.
Y si ustedes cómo nosotros se preguntaban ¿para qué diablos se interesaron los nazis en una figura budista? La respuesta quizá tenga que ver con el símbolo de la esvástica que el dios Vaiśravaṇa tiene grabada en el abdomen. De hecho, la expedición nazi fue mandada a esa zona en busca de las raíces de la “raza aria”.