Este fin de semana el primer ministro de Etiopía, Hailemariam Desalen, ha declarado Estado de Emergencia tras los conflictos sociales que se han visto en los últimos seis meses y que ha dejado un gran número de muertos.
“Se ha declarado Estado de Emergencia ante la situación, que supone un peligro para la gente del país”, explicó el primer ministros a través de una declaración en la televisión pública.
El ministro hizo hincapié en que el estado de emergencia es una cuestión vital a estas alturas en donde el único objetivo del gobierno es restaurar la paz y la estabilidad en un plazo corto. Explicó que la coalición del Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (FDRPE), quienes están en el poder, están estudiando la posibilidad de introducir reformas, inclusive bajo acuerdos o conversaciones con la oposición.
De momento más de mil integrante de la comunidad de Oromo han muero en las regiones de Oromia y Amhara en los últimos 11 meses como objeto del acoso sistemático de las fuerzas de seguridad. Tan sólo la semana pasada murieron cerca de 55 personas personas en una estampida en la región de Oromiya, provocado por el lanzamiento de gas lacrimógeno y tiros al aire por parte de la Policía para reprimir una manifestación.
Las protestas comenzaron tras la publicación de un informe de HRW sobre la situación actual del país, lo que generó una respuesta violenta tanto de los habitantes como de la Policía. Dos de las comunidades: los oromos y amharas, que son mayoría, se quejan de que son marginados por el grupo de los tigray, en donde se basa el régimen del gobierno.
El gobierno fue directo declarando que buscaran cualquier alternativa por lograr la paz y estabilidad en el país, haciendo hincapié que por encima de los protestantes está la seguridad de la población en general, por lo que toman estas medidas para evitar más protestas bajo el pretexto de que en su recorrido se destruye gran parte de la infraestructura pública así como automóviles o construcciones privadas.