La naturaleza gusta de hacer cosas raras como nubes redondas, animales de mil colores y gemelos, sin embargo, hay muchas cosas que no pueden ser explicadas por la ciencia y que tienen origen natural. Hablemos de eso.

Bólido de Tunguska

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Una bonita mañana de 1908 en las lejanas y misteriosas tierras de Siberia, algo impensable sucedió, algo que no tiene una explicación oficial.

Algunos testigos lo describen como una bola de fuego tan grande y tan brillante como un segundo sol que explotó causando que millones de árboles se cayeran y que la tierra temblara en un aproximado de 5 grados Richter.

Hay muchas teorías que apuntan a algún meteorito, pero los científicos no encuentran las suficientes evidencias. Nosotros apostamos a que fueron los aliens.

Luces de los temblores

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Todos hemos oído de estas luces y muchos las hemos visto. Siempre ocurre durante y después de un temblor. A lo lejos se alcanzan a percibir luces blancas, azules o a veces como de arco iris.

Las hipótesis son varias, pero ninguna exacta, aseguran que se puede tratar de gases liberados tras los movimientos, pero no hay una razón científica por el momento.

El zumbido de Taos

Un día absolutamente de la nada, se empezó a escuchar un molesto zumbido en un lugar llamado Taos en Nuevo México, el zumbido no cesa y sigue molestando a los residentes.

Los muchachos científicos montaron un comando para ir a investigar el origen del molesto zumbido y después de más de una década no han encontrado algo que pueda decirnos porqué diablos no se calla ese sonido.

Lluvia de peces en Honduras

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No es algo que pasó una vez, es algo que pasa TODOS LOS MALDITOS AÑOS. En Honduras hay un lugar donde llueven peces anualmente. Se le conoce como Aguacero de Pescado y hasta tiene un festival.

La ciencia no logra explicar qué es lo que sucede, a lo más que han llegado es que los peces que caen son ciegos, que son de agua dulce y que la variedad de estos pescaditos se encuentra a 200 kilómetros del lugar donde se registran las lluvias.

Los aldeanos tienen una explicación, según cuenta su leyenda, el Padrecito José Manuel Jesús de Subirana llegó a Honduras en 1855 y vio que todos eran tan pobres que rezó y rezó durante 3 días y 3 noches pidiéndole a Dios un milagro para ayudar a la banda, después de los 3 días y 3 noches, empezaron a llover peces.

¿Nuestra teoría? Sí, vamos con el Padrecito milagroso.

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